Una familia numerosa
Hoy en día ser parte de una familia numerosa es un privilegio que pocos conocen y, para mí, ser la segunda de nueve hijos, es una aventura incomparable. No pasa un solo día sin que ocurra algo especial o que aprenda algo nuevo.
Hoy en día ser parte de una familia numerosa es un privilegio que pocos conocen, y para mí ser la segunda de nueve hijos es una aventura incomparable. No pasa un solo día sin que ocurra algo especial o que aprenda algo nuevo.
Convivir con hermanos de entre 19 y 4 años hacen que se vea al mundo desde otra óptica. Una perspectiva que se alcanza a ver por medio de pequeños detalles que conjuntamente forman mi vida diaria. Detalles como el asombro fascinante con el que los chicos hacen y dicen cosas que para uno son evidentes; la sencillez con la que cometen las indiscreciones más atroces y viven luego sin ningún tipo de remordimiento; ese constante pasaje del amor al odio y viceversa; las interminables idas y venidas e infinitas discusiones dentro del sector adolescente, entre muchísimos otros, hacen de mi casa un lugar donde se desconoce el significado de la palabra monotonía.
Claro que semejante pelotón sólo puede ser liderado por dos maestros como, sin duda alguna los son, mis padres. Hace algún tiempo vi la ceremonia de premios de la Academia y me divirtió las pomposas entregas a los "destacados" por su gran "talento". Pensé: ¿Quién premia o piensa siquiera en los que se destacan por haber formado una familia de 6, 7, 8 hijos?, ¿A aquellos padres que se vieron forzados a desarrollar talentos especiales para levantarse de madrugada a calentar una "mema" o poner un "tete", o a quienes posponen la siestita del domingo para explicar a un hijo matemáticas?
Muchas veces escucho a la gente, que habla por hablar, criticar a "los inconcientes que traen tantos hijos al mundo, en qué piensan?” y me río de la ironía de la vida. Pienso en lo gracioso que resulta que dos personas que se desvivieron por formar una familia sólida, unida, y de valores firmes, sean criticados en vez de cansarse de recibir halagos.
Personalmente creo que negarse viajes; mejores autos; "una mejor figura"; lo que sea para tener más hijos está muy lejos de ser una "inconciencia", sino que es una de las actitudes más valientes y heroicas que puede adoptar un ser humano. Y es la actitud que adoptaron mis padres. Y por ello no solo les estoy eternamente agradecida sino que gracias a eso lograron lo que de otra forma no hubieran podido, ser para mi un ejemplo de vida.
Elisa N. (17 años)