La TV, para bien o mal
“La TV, para bien o para mal, dependerá no de la pantalla sino de lo que nosotros hagamos de este medio de comunicación”
William Ury es un conocido negociador internacional, fundador y director del Programa de Negociación de la Universidad de Harvard, coautor del bestseller "Sí de acuerdo" y autor también del libro "Supere el no". Hace unos meces dictó en Montevideo un seminario donde explicó cómo negociar algo sin ganarle a los oponentes, sino ganarse a los oponentes y resolver las discrepancias sin echar a perder relaciones valiosas. Se preguntarán qué tiene todo esto que ver con el tema de la televisión. Lo que ocurre en este mundo moderno es que la misma está instalada en el centro de nuestros hogares… y hay que negociar ganándonos a los nuestros… para justamente no estropear las relaciones más valiosas. Alguien dijo con gran acierto: "Los bienes de la Tierra no son malos, se pervierten cuando el hombre los erige como ídolos y, ante esos ídolos se postra, se ennoblece cuando los convertimos en instrumentos para el bien". La TV, para bien o para mal, dependerá no de la pantalla sino de lo que nosotros hagamos de este medio de comunicación o, como señala el profesor Ricardo Yepes, "la clave de la cultura de la pantalla es que no pierda su sentido humano", y quienes hacemos nuestro mundo más humano somos nosotros. Debemos tener en cuenta que la televisión llega directamente a la afectividad, al instante nos impacta, nos influye. Sin una adecuada racionalización de la imagen por nuestra parte, ponderándola a la luz de nuestros sueños, proyectos y principios, la pantalla puede sumirnos en la confusión de no distinguir con claridad la ficción de la realidad, lo serio de la broma, lo importante de lo banal. Negociar… ganarnos a los nuestros para disfrutar juntos las posibilidades de este medio audiovisual, orientándolos para que "sean dueños de la cancha", incluso cuando están inermes frente al televisor.