La moda para la mujer

Se intenta disfrazar con transparencias y desnudos la categoría, la elegancia y el orgullo de ser mujer.

2004-11-24

No podemos callar ante el abuso que se está haciendo de la mujer. Un abuso que pretende colarse poco a poco por la rendija de los ojos, para acabar aplastando nuestra dignidad. En sus diseños los modistos han pretendido mostrar la imagen de una mujer sensual, sirviéndose para ello del predominio de las transparencias y de los cortos.

Buscando la originalidad se han confundido con la chavacanería y la extravagancia. El ideal de la moda es alcanzar la elegancia y no confundirla con el erotismo. Elegante procede del verbo latino "eligo" que significa elegir. En la elección de una forma se manifiestan nuestras preferencias, se expresa el tipo de persona que somos.

Esas tendencias a erotizar la moda, a hacer el vestido femenino provocativo, por una parte animalizan al hombre pero también hacen perder a la mujer su dignidad y que pase a ser "objeto". El vestido de la mujer tiene que ayudar a que los demás descubran ese algo distinto que hay en toda persona: su rostro, sus gustos, su vitalidad... para que al fijarnos en ese ser humano, la mirada no quede aplastada en lo físico sino que trascienda a lo espiritual: inteligencia, voluntad, cualidades, valores, posibilidades, etc...

En la moda actual hay un ocultamiento de lo espiritual... como si quisiéramos desligarnos de esta atadura tan comprometida como real: que no sólo tenemos cuerpo, sino que lo somos, y que somos más que esto.

Se intenta disfrazar con transparencias y desnudos la categoría, la elegancia y el orgullo de ser mujer. Y es que se están contraponiendo, dos conceptos, moda y mujer, que podrían y deberían complementarse maravillosamente, sin olvidar que no es la mujer para la moda, sino la moda para la mujer.

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