Carta del mes
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La dignidad del trabajo
Montevideo, 1 de mayo de 2004
Hoy se celebra en todo el mundo el día de los trabajadores. Y es hoy más que nunca que se sobre-valora el trabajo no tanto como fuente de mejora personal, sino como medio de crecimiento económico y como instrumento para alcanzar el tan cotizado “éxito social”.
Sin embargo todo trabajo dignifica al hombre. Le pasó al amigo de un amigo:
Luego de una tórrida adolescencia se le despertó una diabetes insulino-dependiente. Crisis de salud, depresión y en el medio, la bendición de encontrar una mujer que lo quiso como era y la llegada amorosa de tres hijitas. Pero la naturaleza se cobró sus excesos y no había trabajo que le durara por su inestabilidad anímica. Llegó la internación en una clínica psiquiátrica por un año y luego la vuelta a casa con el cartel social de “fracasado”.
Fue entonces que empezó a trabajar en su casa restaurando muebles. Aprendió el arte de la carpintería en base a esfuerzo, paciencia y humildad. Mientras, su mujer era la jefe de familia y la proveedora de alimentos y demás necesidades básicas. Un día probó hacer un marco con madera rústica; la preparó, la talló, la decoró con hierro y tornillos antiguos y una vez terminado lo enmarcó sobre un gran espejo. Su mujer lo llevó a su negocio para decorar el lugar. La primera clienta que lo vio quedó maravillada:
-“Lo quiero, ¿cuánto cuesta?”
- “Es que no está a la venta, lo hizo mi marido que no tiene trabajo”.
-“Pago lo que sea, es una obra de arte y si esto no es trabajo, ¿Qué lo es?
Fue así como de fracasado pasó a ser un hombre que conociendo sus limitaciones, se respeta y hace su trabajo cada día con amor y agradecimiento a esta nueva oportunidad.
¡Feliz día de los trabajadores! A los que lo tienen y a los que todavía no encontraron la manera de desarrollar sus talentos que todo trabajo es digno si se hace con ilusión.
Hasta la próxima.