Luces y sombras
“Vale la pena apostar a la familia porque al final del camino la cosecha es abundante.”
¿Nunca pensaste en separarte? Esta es una pregunta que me hizo una amiga de quien yo hubiera asegurado que tenía un feliz matrimonio.
Dicen que entre los 30 y los 40 años de edad hay una crisis en la cual uno se plantea muchas cosas de su vida. Y siempre la más perjudicada de esas crisis existenciales es la familia y, dentro de ella, los hijos. En la vida matrimonial siempre hay luces y sombras, y quien pretenda negarlo no es honesto consigo mismo. La convivencia no siempre es fácil y los problemas de todos los días influyen y condicionan. El cansancio, la rutina del quehacer diario son elementos que presionan permanentemente y obligan a un esfuerzo constante.
Pero esa es la vida, una siembra en medio de sequías, inundaciones pero también buen tiempo. Vale la pena apostar a la familia porque al final del camino la cosecha es abundante.
Para terminar me gustaría compartir esas palabras de aquel pater-familias en su cuadragésimo aniversario de fecundo matrimonio: "Hoy empezamos una segunda etapa de nuestro matrimonio cada vez más unidos y más compañeros, en la que nuestra única y mayor fortuna es la familia que creamos juntos".