Querida hija I

Me acuerdo de mis 16 años, cuando volví a encontrar a tu padre. Creo que nos conocimos desde siempre, desde la infancia. Siempre supimos los dos que había algo que nos unía: la confianza, el pensar en dar la vida para el otro.

2004-11-24

Nos quedamos envueltas en un silencio pensativo. Me preguntaste por qué se nota tanto cuando a una ceremonia religiosa de casamiento se llega por amor de cuando sólo se va a buscar la parte exterior de la ceremonia.

- Explícame cómo se vive, Mamá, cómo se vive lo de "una sola carne". Entonces te empecé a contar.

- Me acuerdo de mis 16 años, cuando volví a encontrar a tu padre. Creo que nos conocimos desde siempre, desde la infancia. Pero, a su vuelta de Europa, nos vimos después de mucho tiempo. Siempre supimos los dos que había algo que nos unía: la confianza, el pensar en dar la vida por el otro. Yo quería una familia con muchos hijos. ¿Sabes qué decía? Que lo peor sería quedarme soltera. Tenía una vocación clara para el matrimonio. Era mi sueño y, al conocer a Papá, se hizo realidad. Sin embargo, nada fue fácil. Hubo desencuentros, y durante tres años, aunque salíamos con otros amigos, yo sabía y él también que la vida la compartiríamos solo los dos.

Milagros, mirándome, me preguntó:

- ¿Por qué tenías esa seguridad, Mamá, siendo tan joven? Ya ves que la mayoría se casan después de los 25. Entonces, ¿qué es lo que te llevó a sentir esa seguridad?

- Creo que, desde el comienzo, supimos que iba a ser para siempre, pasara lo que pasara.

No hubo dudas al respecto. Estaba la voluntad de la permanencia. Todo abarcaba a los dos. Esto no quiere decir que el noviazgo fuera fácil. Fue un tiempo corto de noviazgo, de compartir. Me acuerdo que yo en aquel entonces le cocinaba a Papá y le preparaba comida especialmente hecha por mí. Lo importante era estar juntos y soñar juntos.

Y así fue. Milagros me observaba con sus grandes ojos asombrados. Y agregué: "Ahora que estoy contigo, disfrutando de esta presencia tuya y la de tus hermanos, siento que ha sido la aventura más grande que emprendimos juntos: nuestro noviazgo."

BUSCADOR