Mi abuelo es un hombre que no se puede describir con palabras.

Él es humilde, trabajador, sencillo, buen padre, buen amigo, ordenado y sobre todo comprensivo.

Es alto, flaco, casi pelado y tiene unos ojos marrones que cuando lo mirás refleja todo lo que vivió y como logró salir de lo malo, apoyándose siempre en su querida familia.

Sabe vivir la vida tal como viene sin quejarse y haciendo bromas. Se levanta todos los días a las ocho y media y sale a caminar por la Rambla para hacer ejercicio y fundamentalmente mirar nuestras hermosas costas. Eso es una de las cosas que más le gusta hacer, aparte de arreglar todo tipo de cosas.

"Coque" como le decimos todos sus nietos, conserva objetos desde la época en que nació y muchos de ellos por fortuna me los regaló a mi. Como una máquina muy antigua, libros de fábulas regalados por su maestra por buen comportamiento y muchas cosas más.

Como ven es un "viejito" excepcional y aunque lo conocieras de toda la vida, nunca podrías resolver todos los misterios que esconde.

También compartimos muchas cosas juntos como idas al museo, a pescar o visitar lugares misteriosos.

Yo lo quiero muchísimo como abuelo y en especial como amigo, como un gran amigo.

Josefina D. - 12 años- 1999.