Boda Real

Hay quienes no terminan por entender de una vez el matrimonio porque no miran más allá del contrato, de la ceremonia o de lo oportuno o ideal que sea. No logran ver el alcance del “SI” ese si que nos lleva a entregarnos al otro, por amor.

2004-11-24

Montevideo, 1 de Junio 2004

Querida familia:

Que están enamorados. Que no. Que él sí, pero ella no. Ante el milagro de un casamiento, hay quienes suelen desconfiar. El matrimonio está en desuso y la duda ante el amor verdadero, ése que es para toda la vida: se presenta sin permiso. ¿Es que es tan arriesgado casarse por amor? ¿Será que ya nos estamos acostumbrando a tantos uniones “light” o “informales”, sin esa impronta que da el “hasta que la muerte nos separe”?.

Es imposible amarse y comprometerse de verdad sin estar casados. Pero para ello es preciso entrenar el corazón y la mente para quererse de una manera real; capacitarse para una boda real. Hay quienes no terminan por entender de una vez el matrimonio porque no miran más allá del contrato, de la ceremonia o de lo oportuno o ideal que sea. No logran ver el alcance del “Sí”. Ese sí que nos lleva a entregarnos de por vida al otro, por amor. Aunque suene a cuento de hadas. Aunque lo diga un príncipe –y en este caso el flamante esposo Príncipe de Asturias-: “Nos casamos porque estamos enamorados”.

Hay historias de seudo amor, que sirven al negocio de las revistas mal llamadas “del corazón”. Y hay otras historias de amor que merecen ser contadas. “¿Me olvidarás a mí, que soy una provincianita, entre tus princesas y embajadoras?”, preguntó la joven esposa. Y Bismark le respondió –“¿Olvidas que te he desposado para amarte?”.

Es que vale la pena dedicarse toda la vida a amar cada vez mejor. Y el amor luce mejor si los cónyuges se ciñen, al pie de la letra, día a día, al protocolo de una boda real. El decálogo de las normas a seguir dice más o menos así:

1.- Si no pueden alabarse, cállense.
2.- Pedirse perdón tantas veces como sea necesario.
3.- Compartir todos los días un tiempo especial para dialogar sin que exista de por medio un celular, una radio, una TV, un diario o una computadora.
4.- Enterarse de lo que dice el otro. Para ello: saber escuchar.
5.- Nunca irse a dormir enojados.
6.- Dar muestras continuas de afecto, respeto y cariño.
7.- Evitar el individualismo.
8.- Desterrar del diario vivir el afán de superioridad y las manifestaciones de autosuficiencia.
9.- La susceptibilidad en las mujeres y la indiferencia en los hombres –o viceversa-, no están permitidas.
10.- Combatir la rutina con creatividad y amor por los detalles.

¡Hasta la próxima!

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