Soledad infantil

...cómo les afecta ese desprendimiento de sus padres biológicos para quedar en manos de extraños...

2006-03-08


Matías tiene 3 años.  Iba llorando por la calle prendido de la mano de su abuela   y se  quejaba con verdadera angustia: “!Me dejaron solo!  ¡Me dejaron solo!”  Se refería indudablemente a sus padres ya que, de hecho, no estaba solo.  Iba acompañado de su abuela  que muchas veces se ocupa de él porque sus padres trabajan.  Son profesionales y tienen obligaciones laborales fuera de casa  como sucede en la vida  de muchos matrimonios en la actualidad. 

Hoy en día ésta es una situación muy frecuente, casi se diría que normal. La vida familiar ha cambiado mucho.  Las circunstancias son otras: padre y madre trabajan, ya sea por necesidad, por vocación, como medio de realización personal,  o por muchas otras razones.  Cuando llegan los hijos, alguien los tiene que cuidar porque desde que nacen, son seres dependientes, indefensos, que necesitan ayuda para crecer y formarse. ¿Cómo compaginar, entonces, el cuidado de los hijos con las obligaciones laborales?  

A nivel familiar, algunos pocos matrimonios logran turnarse para cuidar al hijo o pueden contar con las abuelas o algún familiar adulto que ayude.  Otros, si pueden, contratan una persona de servicio que los cuide en la casa mientras los padres no están.  A nivel de sociedad, han  surgido muchas guarderías, públicas y privadas – incluso en algunas empresas --  que se ocupan de los niños mientras los padres trabajan. Hasta en algunos colegios se ha reducido la edad de ingreso a un mínimo antes impensable.  

En fin, que éste es un problema de estos tiempos.  Visto de afuera, esas soluciones alternativas son simplemente eso: soluciones alternativas.  Por eso, en algunos casos las soluciones alternativas tendrán que servir y tal vez  sirven bien de alguna manera, sobre todo cuando no hay otras posibilidades. Pero sirven  siempre y cuando papá y mamá compensen la ausencia cuidando especialmente el poco tiempo que estén disponibles con  sus hijos para educarlos, para mimarlos, para disfrutarlos, para que ellos se sientan queridos y seguros porque eso es lo más importante .   Pero lo  que también  habría que pensar  y tener en cuenta es qué sienten los propios  niños, cómo les afecta ese desprendimiento de sus padres biológicos para quedar en manos de extraños, cómo interpretan el “abandono” desde el punto de vista afectivo.  No son temas menores que, muchas veces,  hay que poner en la balanza.

Dentro de todo, Matías  tiene suerte porque tiene una abuela que, por ser la madre de su madre, suple en muchos aspectos  el afecto que necesita cuando sus padres están ausentes trabajando.   Pero, así y todo, iba clamando: “¡Me dejaron solo!  ¡Me dejaron solo!”.  Papá y Mamá lo habían dejado solo.   Para él, una verdadera tragedia.

 

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