UNA RATONCITA TESONERA
Un cuento infantil, es una oportunidad para compartir un rato distendido y ameno con nuestros hijos, mientras les transmitimos aprendizajes que les serán de utilidad en su vida adulta
Una ratoncita tesonera
Érase una vez una ratoncita llamada Claudia, que vivía con su familia en un pequeño hoyo en el tronco de un sauce añoso. Claudia era una ratoncita muy estudiosa y responsable. Dedicaba muchas horas del día a la lectura y las tareas de la escuela, obteniendo buenas calificaciones en todas las materias. Su desempeño era ejemplar y la maestra solicitaba su ayuda en muchas actividades que proponía en la clase.
Cuando llegaba la hora del recreo Claudia aprovechaba para leer y adelantar sus tareas. Por momentos, se deleitaba observando cómo sus compañeros compartían su merienda y jugaban juntos alegremente. Deseaba disfrutar con ellos pero como permanecía alejada, sus compañeros pensaban que no estaba interesada.
Una tarde, su madre la encontró triste y abatida y le preguntó: “Claudia, por qué estás tan triste?”, y la ratoncita le contestó: “porque no tengo amigos en la escuela mamá, nadie quiere jugar conmigo en el recreo”. Su madre preocupada le dijo: “mi querida, quizás estas dedicando mucho tiempo a los libros y muy poco a tus amigos. Me parece maravilloso que te esfuerces por ser buena alumna, pero también es importante disfrutar con los amigos en la escuela. Los amigos son muy valiosos y para que una amistad crezca hay que dedicarle tiempo y mucho cariño”.
Claudia le contestó: “tienes razón mamá pero a veces pienso que a ellos no les divierte jugar conmigo”. Muy acertada su madre le aclaró: “cariño, si tú no te muestras interesada y te acercas, quizás ellos piensen que tú no quieres jugar.
Te propongo una idea, como eres una buena estudiante, ¿por qué no intentas ofrecer tu ayuda a los compañeros que lo necesiten en la escuela?. De esa manera, estarás ayudando a los demás y al mismo tiempo, darás un paso importante para formar una amistad”.
La ratoncita entusiasmada por la idea replicó: “¡me parece una excelente idea mamá!. ¡Comenzaré mañana mismo!”.
Y así fue como Claudia, alegre y optimista ofreció su ayuda a sus compañeros que lo necesitaban para preparar unos trabajos que la maestra había solicitado. Sus compañeros aceptaron gratamente su ofrecimiento y a partir de ese día comenzaron a trabajar juntos en clase y luego de la escuela. Descubrieron en Claudia una ratoncita generosa, afectuosa y solidaria.
Su amistad fue creciendo con el tiempo, gracias a la perseverancia y dedicación de la pequeña ratoncita que entregó su tiempo y su corazón con alegría. Siempre recordará con cariño y agradecimiento las sabias palabras de su madre que le enseñaron el valor de la amistad y la alentaron a esforzarse por conquistarla.