Carta del mes
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Divorcio: enemigo público.
Montevideo, 1 de agosto de 2006
Queridas familias:
Queremos reflexionar con ustedes sobre un enemigo que ha invadido nuestra sociedad: el divorcio. Muchos ven al divorcio como una solución a los problemas de su matrimonio. Sin embargo creemos firmemente que en situaciones de crisis es fundamental hacer lo imposible para recuperar lo perdido, antes que tomar la decisión de renunciar al mismo.
Hay momentos en el matrimonio en que sentimos que estamos mal, que hay falta de diálogo, no nos entendemos, la relación no es la misma de antes, nos puede llegar incluso a atraer otra persona, que pensamos nos hará más feliz.
Es entonces la hora de vivir los valores necesarios para que se cumpla el: "quiero ser feliz con esta persona para toda mi vida". Porque es a través del esfuerzo, de la lucha, del cariño, de la paciencia, del sacrificio, del trabajo, del saber perdonar, de darse al otro y de dar amor que seremos felices en el matrimonio.
Cuando no vivimos de acuerdo a estos valores, nos cansamos y nos planteamos si somos felices o no lo somos, si deberíamos seguir luchando juntos, o sería mejor seguir cada uno por su lado. Y es entonces también que flaquea aquella fuerza y aquellas ganas que tuvimos un día, cuando juntos frente a testigos dijimos "Sí quiero", hasta que la muerte nos separe.
El divorcio no es una solución. No resuelve problemas, muchas veces los agrava. Y los grandes perdedores de esta batalla son los hijos, que llegan a vivir situaciones penosas. Ven derrumbarse su familia, y les duele muchísimo no poder tener más a sus padres juntos. Y esa es una marca de fuego que les durará toda la vida.
Por lo tanto, queridas familias, a no desanimarse, tengamos en cuenta que de las crisis salimos fortalecidos. Cuando un matrimonio enfrenta unido un conflicto, cuando decidimos juntos hacer lo imposible por cumplir con el compromiso que un día hicimos, no hay duda que la batalla esta ya casi ganada. Recordemos que un matrimonio feliz depende de la voluntad, del "querer querer", más que del sentir de cada momento.
¡Hasta la próxima!