Carta del mes
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¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!, les desea Sembrar Familia.
Montevideo, 1 de marzo de 2006
Querida familia:
Al conmemorarse este mes de marzo el día internacional de la mujer y el del niño no nacido – dos temas muy vinculados entre sí ya que la maternidad está inevitablemente asociada con la mujer – deseamos hoy reflexionar sobre la responsabilidad y la autovaloración que las mujeres debemos defender y trabajar por conseguir.La autovaloración nace desde el momento en que nos conocemos y nos reconocemos, nos aceptamos y nos queremos tal cual somos: conocimiento en el sentido de saber cómo es nuestra constitución física, psicológica y espiritual. Al saber que tenemos una materia, una psiquis y una espiritualidad distinta a la del hombre y, por lo tanto, que vamos a sentir, querer y actuar distinto a él, vamos a admitir que nuestro rol dentro de la sociedad es diferente y además fundamental para el buen funcionamiento de la misma.
Reconocer esta verdad es dar un paso gigante hacia la felicidad porque saber quiénes somos, nos va a permitir no sólo aceptarnos mejor como mujeres sino también actuar libremente, sin necesidad de buscar parecernos al sexo opuesto para ser valoradas en un mundo donde lo que vale únicamente es lo profesional y material. Hacemos hincapié en esto porque, tratar de ser y tener lo del otro, nos hace dejar de lado nuestra forma intrínseca de querer, pensar y sentir como mujeres y como madres, y así podemos ir denigrándonos sin darnos cuenta. De lo que se trata es de valorarnos y así poder crecer y hacer crecer a otros. El ser distintas no significa necesariamente inferioridad, aunque hoy pareciera que no tener éxito laboral, trabajar menos de 10 horas diarias, o hasta no tener auto, etcétera, nos rebaja.
Reconocer, además, que tenemos el privilegio de la maternidad nos muestra el camino a seguir, más allá de las excepciones, voluntarias o no. La responsabilidad que exige el ser madre es muy fuerte y generalmente va en contra de lo que nuestra sociedad de consumo nos exige. La maternidad lleva consigo una entrega total en todos los sentidos. Los hijos exigen un esfuerzo físico y psíquico desde el momento que los concebimos. Requieren de nuestro tiempo y dedicación para poder enfrentar el día de mañana por sí solos el mundo en el cual les va a tocar vivir. Por eso, nos parece importante resaltar la responsabilidad que las mujeres tenemos al traer hijos al mundo. También por eso, debemos tratar de buscar que haya soluciones viables para que ese niño que está creciendo dentro del vientre de la madre, venga a un mundo donde tenga la oportunidad que todo ser humano se merece de poder crecer y desarrollar su vida con dignidad y en plenitud.
Porque todos somos, en gran medida, responsables de la felicidad de nuestras familias.
¡Hasta la próxima!