Carta del mes

• Volver a vivir

  
       Hace pocos días el mundo entero fue testigo maravillado del milagroso rescate de 33 mineros atrapados en una mina en Chile.  No cabe duda que  la situación angustiosa por la que pasaron todos esos seres humanos, debe haber sido para ellos motivo para reflexionar y valorar lo que el hecho de estar vivos en realidad significa.  Pero no sólo para ellos porque, una vez enfrentados a esta situación, el mundo entero reaccionó y no escatimó esfuerzos para salvarlos de ese entierro en vida que les cerraba la puerta a vivir el futuro para el cual habían sido creados.  La Madre Tierra, a su vez, respondió heroicamente, protegiéndolos en su seno de otros peligros.  Les dio así la oportunidad de permitirles salir con vida de aquel desastre que, para los mineros, fue un verdadero re-nacimiento para poder volver a vivir

        Este extraordinario acontecimiento que conmovió al mundo sacudiendo las fibras de los sentimientos, nos debe hacer pensar que, de la misma manera en que esos mineros pudieron salir a la luz de la vida después de un tiempo de estar enclaustrados, así mismo venimos los seres humanos al mundo porque nuestra madre lo quiso y lo permitió. Y haciendo una comparación algo inusual ¿qué hubiera sido de estas 33 personas si hubiera habido un derrumbe, si hubieran sufrido la agresión del hambre, la falta de ayuda, o la destrucción mutua por la desesperación?  Sin embargo, la Madre Tierra no falló, el mundo y los mineros tampoco y así se pudieron salvar.

        Lamentablemente, aún frente a un acontecimiento como el que acabamos de vivir, vemos que las propias madres, a veces, no dudan atentar contra la vida del hijo indefenso que llevan en su seno. Y lo peor es que quienes tienen poder para legislar, en algunos casos son mujeres nacidas, como todo ser humano, de otra mujer.  Si fuimos testigos de la alegría y de la emoción de los rescatados del peligro de la muerte, ¿por qué antes de promulgar una ley que permita el aborto, incluso a menores de edad sin consentimiento de sus padres, no pensamos en lo que hemos aprendido al ver la experiencia de estos seres humanos que, gracias al cariño y la fe de los que lo hicieron posible, lograron salvar su derecho a la vida?

  Margarita Medina