Carta del mes
-
Noviembre, 2008. Fiestas de todos los Santos y de los Fieles Difuntos
Montevideo, 1 de noviembre de 2008
Noviembre comienza con dos celebraciones que son de origen religioso pero que se viven en todo el mundo como una ocasión para detenerse y pensar sobre una realidad tan segura como inquietante: la muerte... o según como se mire, la vida:
“Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
…..
¡Ay, que larga es esta vida,
Qué duros estos destierros,
Esta cárcel y estos hierros
En que el alma esta metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
…..
Mira que el amor es fuerte;
Vida, no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero,
Que muero porque no muero.” *
“La pequeñez se hizo grandeza. La felicidad la conquistaron con aquello de lo que los sabios se sonreían. Dejaron huella y, lo mejor, es que ni siquiera muchos de ellos se dieron cuenta”…. Esta es, ni más ni menos, la festividad de Todos los Santos.
No anduvieron con medias tintas. Muchos de ellos, unos con sufrimiento, otros desde el silencio, otros con un corazón gigantescamente ancho, y otros tantos acosados por la persecución, etc., comprobaron en la confrontación con muchas cosas, sistemas, personas e intereses que, el camino hacia la santidad, está empequeñecido por el ruido de la mediocridad. Pero no se dejaron vencer…
- Madres que se han sacrificado hasta la saciedad por sus hijos
- Padres que no han renunciado a ejercer su responsabilidad como tales
- Hombres y mujeres a los cuales no les ha importado nada ser señalados por ir contracorriente sin dejarse dominar por el ambiente.
- Hombres y mujeres que han dedicado y entregado su vida por amor y servicio a los demás.
Esta festividad de Todos los Santos es la fiesta de aquellos que han sabido tomarse en serio las cosas de Dios... Al fin y al cabo ¿un santo no es sino aquel que mejor nos hace comprender, ver y entender la presencia de Dios en medio de nosotros? Muchos, sin ser conscientes de ello, fueron testigos nítidos y vivos del Amor.. "**"La humanidad pasa de una época a otra. Y, entonces, puede surgir un enorme relativismo: ni Dios, ni el hombre..., buscamos unos dioses muy pequeños: el éxito, el placer, el dinero. Nos quedamos en tierra de nadie; y ese relativismo que hoy está muy presente empieza a querer decir: - ¡Dios, adáptate a los tiempos! - ¿Cómo vas a seguir pidiendo a los hombres que cumplan los mandamientos, que se confiesen? - ¿No ves que hay otras dificultades? - ¡Modifica tu proyecto!
Claro que es una audacia temeraria, decirle a Dios ¡te has equivocado! Pero, es lo que tantas veces hacemos; y también volcándonos más hacia lo que es la sociedad; vemos que se quiere exaltar lo que es humano, y quiere entonces cada hombre, cada mujer ser absolutamente dueño de todo lo que a él, o a ella le parece. No hay nadie que ponga límite a los propios deseos, a sus opiniones, a sus experiencias; y lógicamente ese mundo de egoísmos, de individualismos que surge, inmediatamente lleva a una violencia donde uno se siente agredido por el otro; y surge también un exceso de discusiones, de tensiones que rompe con facilidad ¡todo!: la familia, el orden público, el concierto de las naciones, ¿por qué?, porque cada hombre, cada mujer, cada sociedad intenta ser independiente de los demás. Por un lado surge la globalización, que mejora las relaciones económicas, pero por otro lado, se olvida de las personas, ¡se olvida!
¿Qué tenemos mucha más información? ¡Sí! ¿Qué nos da posibilidades de viajar más? ¡Sí! Pero, ¿me hace mejor hermano de los demás? ¡No! ¿Respeta mi familia, la educación de mis hijos? ¡No! Se va creando una situación realmente preocupante en la que el hombre quiere ser dios.
Pero piensa en tu vida, no hablemos de grandes temas, ¡en tu propia vida!, en mi vida, con mis obras, con mis palabras, con mi manera de tratar a los demás, con mi modo de reaccionar, con mis sentimientos, alguien puede decir cuando me ve, éste, ¿cree en un mundo mejor? ¿éste ama?
Pero, ¿qué es ser santo??? Don Juan Luis Cipriani nos amplía: “Ser santo es descubrir ese algo divino que hay en las cosas más normales y sencillas de la tierra: familia, trabajo, dolor, pobreza, riqueza, juventud, ancianidad; en todo momento hay que descubrir ese algo divino que ha dejado Dios, no solo en la creación, sino en esa imagen, esa huella de ser hijo de Dios que es el hombre. El camino de ese hombre y mujer por la tierra tiene algo de divino. Y esa tarea de descubrirlo, de aportarlo ¡allí está la santidad!
Tú y yo … tenemos una dimensión humana, por lo tanto, hay que trabajar bien, portarse mejor, llevar con amor la familia, saber colaborar en el desarrollo también material. Esa chispa divina y esa dimensión humana, hace que estemos permanentemente en tensión: ¡esa es la santidad!Dice san Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Fuimos creados y a nadie le pidieron permiso y ¡aquí estamos!, pero para salvarnos Dios sí te pide permiso, "¿quieres?", "¿Me dejas ayudarte?" "Te busco permanentemente, ¡sé que estoy muy lejos! Te busco siempre; ¡es que no tengo arreglo! Te buscaré siempre."
Este es el gran desafío, esta es la gran maravilla que Dios ha puesto a nuestra disposición: Encontrar ese algo divino en las situaciones más sencillas que la vida tiene escondida; y poco a poco ir encendiendo esas luces para que el mundo sea lo que Dios ha querido; ¡Muy bueno! ¡Muy bello!" ***
* "Muero porque no muero." Santa Teresa de Jesús. Poesías Líricas.
** La homilía de Betania/ "Todos los Santos, ellos nos animan"/ Javier Leoz*** Homilía del cardenal Juan Luis Cipriani en la misa de la Santísima Trinidad. Catedral de Lima. Domingo, 03 de junio de 2007.