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Los instintos guía y los períodos sensitivos
Introducción
En la formación del ser humano concurren dos influencias directas:1. La trasmisión genética o hereditaria.
2. El aprendizaje por la interacción con el medio.
Establecer la relación entre ambas influencias no es una tarea sencilla. Hasta hace apenas unos años estuvo de moda el predominio de la genética sobre los demás factores, pero las ultimas investigaciones realizadas en centros especializados de Estados Unidos, Japón y Europa ponen de manifiesto la importancia del aprendizaje dentro del proceso de formación. La metodología pedagógica innovadora confirma este hecho, lo que supone abrir un nuevo horizonte de esperanzas y perspectivas a las posibilidades que tienen los padres (en unión con los maestros) de ayudar a sus hijos a formarse.
La relación entre el ambiente, el aprendizaje y el desarrollo de la persona ha sido objeto de reflexión desde hace miles de años. Por otra parte, la genética es una ciencia muy reciente. En realidad fue el fraile agustino, G. Mendel, quien entre 1856 y 1865 hizo posible el nacimiento de la genética como ciencia, pero sus hipótesis pasaron inadvertidas hasta 1900, año en que fueron confirmadas por De Vries, Correns y Tschermar, quienes trabajaron independientemente uno del otro.
Posteriormente, los estudios desarrollados gracias al descubrimiento realizado por el doctor Avery (1945) sobre el hecho de que el material hereditario está constituido por el ácido desoxirribonucleico (DNA), y, más tarde, en 1953, la definición de su estructura por los investigadores Watson y Crick, dieron paso a una nueva etapa en el desarrollo de la genética.
Las recientes investigaciones sobre la función de los períodos sensitivos y de los instintos guía representan un avance importante en el campo de la educación. Significa colocar en su justa dimensión la influencia de los padres y de los educadores de cara a las teorías de Rousseau y de John Dewey, quienes defendían que en la formación humana “nada procede del exterior, sino del interior, es decir, del sentimiento y del instinto” (Rousseau), y que la educación es “una reconstrucción continua de la experiencia en la que los niños resuelven sus problemas, que son los proyectos que constantemente se trazan por sí mismos” (J. Dewey).
Podemos considerar, por tanto, que ambas teorías han sido superadas científicamente.
La herencia genética está determinada desde el momento de la concepción. Nada pueden hacer los padres para mejorarla, salvo cuidar que la madre tenga una alimentación balanceada; de otro modo esa información genética se deteriora, como por ejemplo por falta de proteínas. La actuación de los padre y de los educadores queda restringida al campo educativo. Todo esto se ve claramente en las diferencias de los gemelos uniovulares que resultan con personalidades distintas debido a que su aprendizaje se realizó en ambientes diversos, no obstante que su carga genética es idéntica.
En los gemelos uniovulares, es decir, en las personas con la misma carga genética, la influencia del ambiente es decisiva en su aprendizaje.
El siguiente cuadro recoge el resultado de los estudios realizados sobre la influencia de la genética y del aprendizaje durante los años de desarrollo en diferentes aspectos.
A) Los instintos guía en los seres vivos
Las leyes genéticas que rigen el comportamiento de los animales son comunes a los seres irracionales y a los racionales. Los animales trasmiten a sus crías, por medio de los genes, la información necesaria para desenvolverse en la vida sin recibir una enseñanza directa de sus padres.
Si aislamos de sus progenitores a diferentes clases de animales desde que se encuentran en el estado de huevos o de larvas, de forma que nunca tengan contacto con aquéllos, observaremos que durante su desarrollo las hormigas se organizarán en complicados hormigueros, las abejas construirán panales perfectos para depositar su miel y las arañas tejerán geométricas redes para cazar a sus víctimas. Aún más: las aves migratorias recorrerán la tierra hacia los mismos lugares que sus progenitores y los peces seguirán por los océanos las mismas rutas.
Todos estos conocimientos son trasmitidos genéticamente sin necesidad de que medie aprendizaje alguno entre los animales de distintas generaciones. Este tipo de conocimientos innatos son conocidos con el nombre de instintos guía.
Los seres humanos, además de ser animales racionales, disponemos también de instintos guía, éstos son los impulsos primarios que permiten el desarrollo de los conocimientos básicos y, junto con la razón, constituyen la base del saber humano.
Los instintos guía ordenan las acciones primarias de todos los seres vivos. En los seres humanos, esta información de carácter innato interviene en el desarrollo de las personas en sus tres facetas:
1. Habilidades corporales.
2. Actividad intelectual.
3. Actividad volitiva (de la voluntad).
B) Los instintos guía en los seres humanos
Los instintos guía primarios son impulsos naturales que dirigen el desarrollo de funciones motrices tales como respirar, llorar, mamar, caminar, etc.
Imitar es un instinto muy acusado en la especie humana y resulta básico para el aprendizaje. Desde los primeros meses de vida el niño imita los movimientos de su madre, sin un adiestramiento especial.
Al año de vida el niño será capaz de caminar: primero se levantará sobre las dos piernas, apoyando sus manos en un objeto, y más tarde empezará a andar solo.
El niño no ha recibido instrucciones sobre todos los movimientos que debe realizar para mantener el centro de gravedad de su cuerpo en su lugar exacto respecto de sus pies. Parece algo sencillo, pero si le preguntamos a los científicos que se dedican a construir robots cómo es posible lograr dicho equilibrio, ellos dirán que se trata de un problema que aún no han resuelto plenamente. Sin embargo, el niño tiende a caminar y a equilibrarse sin ningún aprendizaje previo: le basta con poner en marcha su mecanismo de aprendizaje de imitación de un modelo (su madre al caminar). El niño pequeño actúa con frecuencia mediante reflejos condicionados.
Instruir los instintos guía
En el campo de la inteligencia, los instintos guía actúan directamente descubriendo algunas aptitudes de los niños.
A los pocos meses de vida el bebé ya realiza los movimientos necesarios para llamar la atención y es capaz de variar su comportamiento en función de la reacción de la madre a sus reclamos: llorara, reír, moverse, etc.
Ante una orden verbal, un niño de corta edad sabe perfectamente si tiene que obedecerla inmediatamente o puede retrasarla porque realmente su madre no le da mucha importancia al mandato. Él sabe esto y actúa en consecuencia.
Además, el niño es capaz de reaccionar a los estímulos que le permiten aprender uno o tres idiomas al mismo tiempo, ya que los instintos guía le facilitan esto de una forma sorprendente. Si nos proponemos introducir en una computadora todos los datos necesarios para que un ser vivo sea capaz de hablar, incluyendo desde la conformación de todo el órgano auditivo hasta la definición de las vibraciones de las cuerdas vocales por medio del aire y los movimientos de la lengua dentro de su órbita, y si para ello realizamos todas las conexiones cerebrales necesarias para el desarrollo completo de la información, nos daremos cuenta de que no basta una simple computadora para desarrollara un programa completo. Y es que nos encontramos ante uno de los problemas de mecánica acústica más difíciles de resolver, y esto sin contar con las intrincadas interconexiones cerebrales.
Los niños resuelven ese problema solos y sin ninguna instrucción. Conocen perfectamente todo lo que tienen que hacer y no necesitan clases particulares ni una enseñanza especial: basta con que convivan con la persona que habla ese idioma.
Educar los instintos guía
En el área de la inteligencia y de la voluntad, el aprendizaje ejerce mayor influencia que la genética, dado que el ambiente exterior ejerce un dominio evidente. A pesar de todo, los instintos guía siguen siendo importantes en el comportamiento de las personas.
Un niño posee conceptos primarios naturales sobre el orden, la justicia o la sinceridad; a medida que va creciendo se van manifestando en él la honradez, la lealtad o el respeto al prójimo, sin necesidad de enseñárselos. Pero estos conceptos elementales pueden desviarse de sus fines naturales debido a la fragilidad humana, a las falsas informaciones olas influencias negativas recibidas del mundo exterior.
Es útil que los padres conozcan la información genética que sus hijos poseen en todos los campos, ya que esos datos les ayudarán a guiarlos, orientarlos y suministrarles la información necesaria en el momento oportuno.
Los instintos guía son los impulsos o estímulos interiores que poseen todas las personas.C) Los períodos sensitivos
En todos los seres vivos existen períodos sensitivos, no voluntarios, en los que el organismo tiende intuitivamente a realizar determinada acción. Se habla de períodos porque abarcan una determinada etapa, y se llaman sensitivos porque son independientes de la voluntad.
¿Por qué se estudian los períodos sensitivos dentro de un programa de orientación familiar?
En primer lugar, porque ayudan a conocer a los hijos en una modalidad dinámica y, por tanto, a comprenderlos. Pero, sobre todo, y ello desde el punto de vista del educador, porque permiten orientarlos mejor, apoyándose en las características dominantes de cada edad con sus respectivos impulsos, intereses y comportamientos, con objeto de lograr que se desarrollen en su aspecto positivo. Además, así se evitarán anacronismos, es decir, el empleo de medidas que no resultan adecuadas a la edad del niño. Por último, porque sirven para poner en práctica esa prisa paciente que consiste en no descuidar las ocasiones de educar, sin angustiarse por los errores que cometen sus hijos. Hay que tener en cuenta que el hombre no acaba nunca de perfeccionarse y por tanto, de educarse. Al profesional de la educación (el educador o los padres) le compete orientar al niño desde su nacimiento hasta el momento en que sea capaz de decidir y actuar con un criterio personal rectamente formado.
Los períodos sensitivos en los animales
Del conocimiento de los períodos sensitivos en los animales se pueden obtener interesantes lecciones válidas para su aplicación a los seres racionales.
Al no tener voluntad, los animales no pueden interferir en sus períodos sensitivos, lo cual hace que éstos se manifiestan en toda su pureza y cumplan inexorablemente con todas las leyes naturales.
Los períodos sensitivos son los que van señalando las diferentes tendencias o actividades del comportamiento animal, las cuales guían su desarrollo con objeto de cumplir con la función que como ser vivo irracional tiene asignada.
Algunas mariposas para poner sus huevos eligen por instinto la parte baja del entronque de la rama gruesa de un árbol, en el lado del tronco que queda más resguardada de los vientos predominantes del invierno.
La razón de esto es clara, ya que el sitio elegido es firme y está protegido de la lluvia y del viento y, por tanto, es el más seguro para la supervivencia de las larvas. Además, entre las diferentes clases de árboles del bosque, la mariposa escoge la única que es apta para su descendencia, ya que las larvas no podrían alimentarse de cualquier otro árbol. No es necesario decir que la mariposa madre nunca se alimentó de ese árbol, que no sabe qué es la lluvia y que no entiende de vientos de invierno ni de ramas rígidas: las cosas funcionan así (instintos guía).
Al llegar la primavera, nacen las larvas y todo su ser se predispone a llevar a cabo su primer período sensitivo:
Unas ansias incontenibles de ver luz.
Este fuerte deseo las impulsa a dirigirse hacia el lugar más luminoso, el cual coincide con el sitio donde se encuentran las hojas recién nacidas, las más tiernas. Una vez transcurridas unas horas, las impulsa el segundo período sensitivo:
Un hambre devoradora.
En ese momento, aprovechando la situación en que se encuentran, dan rienda suelta a sus deseos y, si son muchas, su función adquirirá las dimensiones de una plaga.
Más tarde, las mariposas experimentarán otros períodos sensitivos, como son las ganas de fabricar un capullo, el ansia de volar, la atracción por las flores, etc.
A otras especies los períodos sensitivos las impulsarán a abastecerse de comida para el invierno con una perfecta organización, a tejer telarañas para cazar, a construir panales para almacenar la miel o a emprender una ruta migratoria de miles de kilómetros, volando sobre los mismos parajes que sus antecesoras, o miles de millas submarinas a lo largo de la misma ruta oceánica que recorrieron sus progenitores, y ello sin necesidad de que nadie les haya enseñado previamente el camino. ¡Realmente, la vida animal está bien planificada!
Los períodos sensitivos de desarrollo son irrepetibles, pues suceden una sola vez en la vida. Esto significa que si por causas meteorológicas, como puede ser una lluvia torrencial o un viento fuerte, o debido a cualquier otra causa las larvas no pueden alcanzar las hojas tiernas, entonces experimentarán las ansias de comer cuando aún estén sobre la rama vieja. Pero al no tener con qué alimentarse se morirán ¡irremediablemente!; asimismo, si un agente externo le impide al gusano fabricar el capullo, entonces no podrá hacerlo en otra ocasión y su generación terminará con él.
Si por un acto de magia fuésemos capaces de convertir a los animales en seres humanos, el gusano, al sentirse libre, podría negarse a cumplir la misión que le corresponde y además podría, por un acto de su voluntad, tejer el capullo cuando ya hubiese pasado el momento propicio para hacerlo.
También es verdad que una de las consecuencias de salirse de los cauces naturales es la de obtener resultados diferentes. En este sentido, al gusano le costará mucho más trabajo fabricar el capullo, y hasta es posible que necesite clases particulares para hacerlo, y, desde luego, nunca le saldrá tan perfecto como si lo hubiese hecho según el orden natural. Siempre se notará que el capullo fue tejido a destiempo.
Los períodos sensitivos en las personasLos períodos sensitivos son lapsos que predisponen a una acción o momentos oportunos de desarrollo.
Las personas, por ser animales racionales, tienen también períodos sensitivos de desarrollo igualmente irrepetibles; sólo que en ellas se manifiestan por medio de fenómenos diferenciales específicos que las liberan de todo tipo de determinismos.
Las personas, por ser racionales, tienen voluntad. Esto significa que como seres libres y responsables son capaces de entender y de razonar, siendo ésta una diferencia esencial que las distingue de los restantes animales.
Gracias a la voluntad, el hombre es capaz de dominar, si así se lo propone, sus propios períodos sensitivos. Puede negarse a llevar a cabo la acción prevista cuando corresponde y puede, también, realizar la misma actividad una vez que el período sensitivo correspondiente haya transcurrido.
Llevar a cabo una actividad fuera de su momento natural obliga a desarrollar una fuerza de voluntad muy superior; la actividad requiere mayor esfuerzo y, además, es más difícil obtener la misma perfección en los resultados.
Un niño de siete años, que se encuentra en pleno período sensitivo para la comprensión de la matemática simple, puede negarse a aprender matemáticas y querer recuperar el tiempo perdido a los 30 años. La diferencia está en que a los siete años el aprendizaje hubiera sido más sencillo y hubiera obtenido de él mejores resultados con menor esfuerzo.
Un niño entre uno y cuatro años de edad es capaz de aprender la lengua materna o cualquier otro idioma sin esfuerzo y con la mayor naturalidad, dado que atraviesa por el período sensitivo de adquisición del lenguaje: todos sus sentidos están predispuestos a llevar a cabo esa función y aprenderá un idioma como si tal cosa fuese un juego más y con la perfección debida.
Pero esa misma persona pierde esa oportunidad y pretende, a los 25 años, aprender un idioma, claro que podrá hacerlo, pero a costa de esfuerzo, trabajo y constancia durante un tiempo bastante prolongado y, por lo general será capaz de hablarlo a la perfección.
Todas las acciones integradas en la formación de la persona tienen su momento oportuno de desarrollo. Así, podemos hablar de períodos sensitivos relacionados con adiestrar, instruir o educar
En el adiestramiento: La forma de manejar el cuerpo: movimiento motor.En la instrucción: La adquisición de nuevos conocimientos por medio de la inteligencia.
En la educación: El comportamiento interno y externo; el uso de la libertad y de la responsabilidad.
Proceso del aprendizaje humano
Los hombres transmiten a sus hijos ciertos conocimientos y hábitos que los niños aprenden debido a su afán de imitar y de saber.En Pensilvania, Estados Unidos, hay una escuela para genios. Algunos de los alumnos aprenden a tocar el violín a los cuatro años y a hablar cinco idiomas a los cinco años. Y la verdad es que no son genios: cualquier niño normal es capaz de ello porque el hombre es una maravilla. Lo que sucede es que en esa escuela cuentan con los medios, los maestros, el tiempo y el dinero para llevar a cabo ese tipo de educación. A los niños se les da una estimulación temprana para obtener el máximo provecho de los períodos sensitivos, y el niño normal da de sí mucho más de lo que se acostumbra esperar de él.
Saber imitar es uno de los instintos guía que primero se manifiestan. Se desarrolla en la primer infancia (de los 30 días a los 30 meses), al principio en forma mecánica, pero luego se convierte en hábito. El niño imita según su propio antojo. Esa capacidad de imitar va acompañada de un período sensitivo que se manifiesta como el impulso de repetir la acción contemplada.
El proceso no se realiza sin un modelo que imitar. De allí la importancia del padre, la madre y los maestros como modelos.
A los seis años el niño posee ya todas sus neuronas. Las neuronas o células cerebrales, como sabemos, son las únicas células del cuerpo que no se regeneran: una vez que han muerto no son sustituidas, y mueren más células cerebrales por falta de sueño que de comida. Como el niño de seis años cuenta con todas sus neuronas, tiene gran capacidad de aprender; además de que a esa edad la flexibilidad del sistema nervioso es mayor que en edades posteriores.Durante los períodos sensitivos las células cerebrales se adaptan a una determinada acción y son capaces de repetirla de forma natural durante el resto de la vida, siempre y cuando funcione la memoria. Cuando se aprende algo fuera del período sensitivo correspondiente, las células cerebrales ya han adquirido cierta rigidez que dificulta su adaptación.
El perfil de la inteligencia y los períodos sensitivos
Las personas cuentan con un coeficiente intelectual y, a la vez, con unas aptitudes para determinadas áreas: matemáticas, filosofía, pintura, música, idiomas, comprensión de la realidad social y política, etc.
El talento de las personas está relacionado con los instintos guía trasmitidos por herencia.El aprendizaje se lleva a cabo de modo natural, con la cooperación del niño. Un talento musical aislado puede quedar en potencia (permanecer latente) si no encuentra el ambiente propicio para su desarrollo. El acto, la acción, es lo que contribuye a la perfección del ser humano. Por el contrario, un niño con un mediano talento heredado para los idiomas o para nadar, si ha contado con un buen aprendizaje en el momento oportuno, mostrará una habilidad superior a la de la media de su entorno.
Un talento notable con un aprendizaje nulo será como un genio no nacido. El aprendizaje realizado durante el período sensitivo correspondiente deja huellas físicas en las células cerebrales.
Para ser artista en alguna de las artes mayores no basta con poseer las disposiciones naturales (los genes apropiados o el talento). Además, es necesario convivir con un grupo primario que posea a su vez esos talentos, es decir, que el arte respire en el ambiente, porque el niño aprende por imitación, y el entorno social y cultural lo educa . . . o lo deseduca.
Los psiquiatras dicen que el ser humano aprovecha alrededor de 12% de su capacidad intelectual, pero eso no se sabe con exactitud. Lo que se ha observado es que cuando el proceso de enseñanza-aprendizaje se ejerce en la misma dirección que los instintos guía y en coincidencia con los períodos sensitivos, entonces se puede llegar a duplicar y triplicar el rendimiento mental.
Deducimos que el niño con baja capacidad intelectual en el área de las matemáticas (80 de coeficiente intelectual), con ayuda en el momento oportuno puede llegar a utilizar 15% de su capacidad (12*1), situándose así en una posición de competencia con los primeros de su clase (12*2) en condiciones normales de aprendizaje.Si se aplica esa ayuda a los niños con talento innato alto, éstos siempre estarán en ventaja respecto de los demás.
Resulta claro que la capacidad humana de reaccionar ante determinados estímulos no es infinita, y dado que somos limitados en todos los campos será difícil que nuestros hijos destaquen a la vez en fútbol, ciclismo, béisbol y natación. Por otra parte, sería aconsejable conocer el perfil intelectual del niño para ayudarle en las áreas para las que se encuentre menos dotado, con objeto de establecer un equilibrio. Siempre hay que contar con que el ser humano es libre y puede querer o no querer cooperar. A veces los niños no se dejan ayudar por razones triviales; otras veces se resisten por problemas que rebasan su capacidad de solución, como son los problemas familiares.
Los períodos sensitivos varían de un niño a otro por un margen muy pequeño. Las máximas diferencias dependen de la raza y del clima.
El período sensitivo de caminar se experimenta de los 10 a los 15 meses de edad. Todo su cuerpo le pide caminar, pero el niño necesita un modelo. En un jardín de niños de México se vio que un grupo de niños caminaban arrastrando un pie. Acto seguido se vio salir a la educadora, que caminaba con dificultad, por lo que se conoció que ellos imitaban lo que veían. Algunos estudios científicos muestran que los niños que han sido abandonados en la selva y sólo han visto caminar a los animales, terminan desplazándose sobre sus cuatro extremidades. Si por alguna circunstancia un niño no ha aprendido a caminar durante la época adecuada para ello, entonces tendrá problemas para hacerlo después.
El período sensitivo propicio para mantener el equilibrio se presenta de los tres a los cinco años. Ese saber se le grabará al niño en el cerebro y podrá aplicarlo durante el resto de su vida. Si entre los tres y los cinco años la criatura no tiene la oportunidad de hacer ningún ejercicio relacionado con el equilibrio, el aprender a andar en bicicleta a los 12 años constituirá un pequeño problema.
Cuando el niño aprende a hablar, entre uno y cuatro años de edad, puede aprender cualquier idioma en forma natural si convive con alguien que domine ese idioma: será capaz de aprender inglés o francés si tiene a quien imitar. Pero si durante ese tiempo nadie le habla en otro idioma o él rechaza a la persona que lo habla, entonces no aprenderá esa lengua.
D) Orientaciones pedagógicas
El ambiente de hoy es diferenteEl ambiente de la sociedad actual hace que las circunstancias educativas de hoy no tengan precedentes.
Los esquemas usados por nuestros padres pueden ser válidos, pero no son suficientes.
Educar hoy es diferente.
Las ciencias de la educación están en auge
Las últimas investigaciones llevadas a cabo por universidades sobre técnicas pedagógicas innovadoras nos hacen ver el futuro con optimismo y tomar conciencia de la necesidad de formarse.
Hoy existen técnicas pedagógicas innovadoras.
Los instintos guía
Los conocimientos sobre la trasmisión genética en el área de la inteligencia hacen que brindemos con más facilidad la ayuda que necesitan nuestros hijos para utilizar correctamente los instintos guía.
Conocer los instintos guía ayuda a educar mejor.
Los períodos sensitivosLos períodos sensitivos de desarrollo son fases de la vida durante el crecimiento. Ellas resultan propicias para ejercer una determinada función directamente relacionada con el desarrollo humano: corporal, intelectual y de la voluntad. El conocimiento de la existencia y de las características de estas fases coloca a los padres en una posición privilegiada por lo que se refiere a la ayuda que pueden proporcionar a sus hijos.
Conocer los períodos sensitivos facilita la formación.
Los niños no son malos
Cuando las personas tienen una buena opinión de sí mismas procuran comportarse mejor. Los hijos no son malos, pero sí pueden serlo sus acciones. Es una medida positiva en educación ayudarlos a tener un buen concepto de sí mismos. Esto les da fuerza para luchar por mejorar y llegar a ser lo que deben ser, así como para no defraudar a los demás sobre lo que esperan de ellos.
Prevenir hace más fácil educar
En educación, llegar antes es la vía para no ir contra la corriente. La idea que adquirimos primero es más nuestra. En educación es mejor llegar un año antes que un día después.
Seremos lo que pensamos que somos.
Detectar los problemas desde el principio es una ayuda
Hoy se conocen los primeros síntomas de la mayor parte de los problemas. Corregir éstos cuando empiezan exige menos esfuerzo que cuando llegan a convertirse en un hábito.
Los problemas se deben corregir cuando se observa el primer síntoma.