Carta del mes
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TODO ACONTECIMIENTO ES UNA OPORTUNIDAD DE APRENDER
Queridas familias:
Mientras pensábamos que tema relacionado con la familia podríamos profundizar en la carta del mes, nos vino a la mente el mundial de fútbol con sus últimos acontecimientos, de los cuales son claro ejemplo de lo que provoca la ausencia de valores cuando los seres humanos nos dejamos tentar por el poder y los intereses egoístas y soberbios, pero también el aliciente de observar a muchas más personas actuar en sus vidas guiados por los valores, tanto de honestidad, humildad y solidaridad.
Si imaginamos que el fútbol es una gran familia; cuando en ella un hijo tiene una conducta inadecuada, los padres necesitan reprenderlo y ponerle un castigo; pero éste tiene necesariamente que ser acorde a la conducta y no un castigo excesivo. Además, ¡no olvidemos!, que esa sanción debe aplicarse a todo miembro de la familia que experimente la misma conducta o similar, ya que de lo contrario no estamos educando en valores, sino que estamos incentivando rivalidades y la sanción dejará de ser ejemplificante.
Poner límites no es tarea fácil, ya que requiere de la persona que pone límites, ecuanimidad, justicia, honestidad, calma y por sobre todas las cosas, el deseo de ayudar al niño con cariño a ser mejor persona y así poder superar sus defectos y dificultades.
Quien pone límites tiene que tener la autoridad para hacerlo y ella no se logra a través de estar en una posición de poder, sino que se gana con el ejemplo, siendo consistente con nuestras conductas entre lo que decimos y hacemos. Para ser autoridad no existe otro camino que actuar de acuerdo a los valores y los mismos se obtienen desarrollándolos a través de la práctica y lucha cotidiana. Necesitamos ser consientes que para ser mejor personas no solo debemos saber que existen valores, sino también que no es tarea sencilla comportarnos de acuerdo con ellos. El mundo está minado de grandes tentaciones que desvían el camino, como son el afán de sobresalir, figurar, competir egoístamente, por mencionar algunas.
Suele suceder cuando ponemos un castigo excesivo, que las personas del entorno nos solidarizamos totalmente con la víctima de la sanción, porque los seres humanos al ser sociables, tendemos a ser solidarios. Si lo llevamos al plano familiar, con frecuencia la persona que ha puesto dicha sanción queda desacreditada y es cuestionada en su proceder. Si bien aparenta como algo negativo, no lo es, desde el momento que le da la oportunidad a la persona de darse cuenta de su error y enmendarlo.
Así como frente a una injusticia, automáticamente surge el valor de la solidaridad del otro, mientras algunos reaccionan defendiendo equivocadamente sus derechos con agresión y sin altura; otros lo hacen desde el valor y grandeza; no se dejan llevar por la impotencia de la injusticia y en su lugar; con calma, como un buen padre de familia que sabe ejercer la autoridad con cariño; sin enojo, sin críticas, ni incentivar agresividad y afán de venganza; calma al resto y con su ejemplo renuncia a todo aquello que lo distancia de sus propios valores. Esto nos hace pensar cuando un miembro de la familia es tratado injustamente: ¿cuántas veces actuamos de forma ejemplificante? , tomándolo como oportunidad para que nuestros hijos aprendan e incorporen valores; ¿O quizás actuamos de forma contraria? Incentivando conductas inadecuadas de pelea y agresividad, que nos alejan de los valores.
Todos los acontecimientos que suceden en la vida; positivos o negativos, son una excelente oportunidad para el enriquecimiento personal. Este nos puede servir para cuestionar nuestro ejercicio de la autoridad en nuestras familias y al mismo tiempo puede ser un buen ejemplo para sentarnos con nuestros hijos y propiciar una instancia de diálogo, en la cual podamos transmitirles los valores que queremos para nuestra familia y para el mundo en que vivimos.
¡HASTA LA PROXIMA!