Carta del mes
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LA QUEJA Y EL NEGATIVISMO
QUERIDA FAMILIA:
Entre todas las características que desarrollan las personas a lo largo de su vida, muchas de ellas son positivas; como: el buen humor, la adaptabilidad, la flexibilidad el positivismo y muchas otras que quienes las han desarrollado y practican les proporcionan una vida cotidiana alegre y sencilla; permitiéndoles así tomar cada situación que se les presenta como oportunidades y desafíos. Estas personas, cuando se encuentran con una situación positiva, logran aprovechar y disfrutar con ellas. Cuando la situación es negativa no se hunden con la misma, muy por el contrario, en caso que tenga solución se ponen rápidamente en campaña de superarla siendo un desafío para ellos. En aquellas situaciones que no tienen solución, entonces las aceptan y se enriquecen aprendiendo de las mismas.
Sin embargo, no todas las personas han sabido o podido desarrollar éstas características, y muy por el contrario han desarrollado la característica del negativismo y el inconformismo; que se ve reflejado en la constante queja y las frases que enuncian el “sí, pero”. Estas personas cuando se enfrentan a situaciones positivas tienden a decir, que no fue para tanto o suelen encontrar las complicaciones o aspectos negativos de la situación que no existen o son casi imperceptibles. Cuando la situación es negativa, suelen quedar inmersas en el desánimo, mal humor y resignación, con una paralización que les impide buscar alternativas, soluciones o aprender de las mismas.
El inconformismo, hace la vida más difícil y negativa de lo que realmente es. Los caminos se tornan difíciles, muy sinuosos y las soluciones no se alcanzan a vislumbrar quedando todo bajo un telón oscuro de fondo que no deja ver los aspectos positivos que existen alrededor.
La persona con ésta característica se siente triste, abatida y no disfruta de la vida, a su vez, tienden a generar malestar y sentimientos negativos en las personas que las rodean. Ya que a la larga y aunque hagan muchos sacrificios para complacerlos, con el negativismo y las quejas de su discurso y o actitudes, quedan totalmente ocultas y pasan a ser imperceptibles o infructíferas. Existen personas que se desviven por complacer y son muy serviciales, pero con la queja, el negativismo y muchas veces el reproche (“yo hago todo por los demás y los demás no son capaces de hacer nada por mi”) sus acciones caen en saco roto y la causa no es el desagradecimiento o desinterés de los demás, sino la actitud inconformista y quejosa.
Todos tenemos algo de negativos y quejosos, sobre todo cuando el cansancio nos gana o las situaciones se nos hacen adversas, pero este negativismo o inconformismo del que hablamos es una característica más permanente, es aprendido. Como todas las cosas que aprendimos equivocadamente, podemos desaprenderlas y aprender formas nuevas y más adecuadas; que nos proporcionaran mayor alegría y bienestar con uno mismo y con las personas que nos rodean. Para ello necesitamos estar atentos a desarrollar el hábito de pensar positivamente y cuando nos descubrimos quejándonos o mirando lo negativo de las situaciones, detenernos unos segundos y hacer el ejercicio de encontrar los aspectos positivos, de uno mismo, los demás y la situación.
Vale la pena hacer el intento y comprobar el bienestar que trae aparejado.
¡Hasta la próxima!