Carta del mes
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TRABAJANDO CON ALEGRIA
Querida familia:
Nos parece oportuno en esta ocasión realizar algunas reflexiones sobre el trabajo, en honor con la conmemoración del día del trabajador. La palabra trabajo engloba muchas más acepciones de las que creemos, todo ser viviente lo lleva a cabo desde las diferentes formas. Desde los insectos hasta los mamíferos, trabajamos para ganarnos el alimento y subsistir; desde un empleo, una profesión, las labores cotidianas, hasta una simple hormiguita que acumula su sustento para pasar el invierno y un pájaro haciendo su nido o llevándole el alimento a su cría; hasta el empresario o profesional más exitosos, intenta realizar su trabajo de forma responsable.
Hay miles de formas de realizar el trabajo y ello lo podemos comprobar a lo largo de la historia, puesto que en alguna medida es el que nos permite cubrir las necesidades básicas.
Sin embargo el enfoque que le queremos dar al trabajo, no es concretamente en cuanto medio de vida y para cubrir las necesidades, aspecto que los seres humanos compartimos con todas las especies, sino como lo realizamos los seres humanos. Con el mundo animal no quedan dudas ya que es un medio para subsistir; pero en el ser humano, el trabajo no se trata solo de eso, sino que se trata de mucho más; nos permite autorealizarnos y valorarnos a través del mismo, además de darnos la oportunidad de crecer como personas siendo solidarios y no solo enriqueciendo nuestro quehacer cotidiano, sino también colaborando con la sociedad y el bien común.
Muchas veces el trabajo es considerado equivocadamente cómo una lucha constante, despojándolo del sentido real; cómo si fuera una carga pesada y por consiguiente un castigo. Cuando concebimos el trabajo con alegría y amor; y sobre todo como un medio que dignifica a la persona, deja de ser una carga y una lucha constante, y así sea el trabajo considerado más insignificante, comienza a tener otro sentido y por lo tanto lo realizaremos con más entusiasmo, motivación e interés.
Intentemos realizar nuestro trabajo con alegría y amor; no por obligación, sino de forma solidaria, tratando de disfrutar en cada momento lo que hacemos. Si logramos darle al trabajo un sentido más solidario como decíamos anteriormente; recordando que con él no solo nos dignificaremos como personas sino también que le estaremos facilitando la vida a otros, entonces seremos más felices y dejará de ser una carga pesada.
Nuestro humilde mensaje es simple: trabajemos con alegría, dignidad y amor; sin gastar energías y tiempo mirando a los costados; ni poniendo en primer lugar la remuneración, que no deja de ser importante y necesaria; ni tratando de hacer el trabajo rápido y a medias. El simple hecho de realizar nuestros trabajos de la mejor manera posible; con responsabilidad, conscientes de la importancia que tiene cada tarea que llevamos a cabo para nuestro desarrollo personal y para el bien de los demás, seguro que en algún momento será valorado y recompensado y si no lo fuera, contaremos con el bienestar del deber cumplido que nos enriquece y enaltece.
¡ HASTA LA PROXIMA!