Testimonio
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Alejandra Forlán canta las 40
El 14 de septiembre de 1991, gran parte de los sueños de una chica de diecisiete años se estrellaron contra una palmera, en la rambla de Punta Gorda. La primera pérdida que tuvo que aceptar —brutal, devastadora, irreparable- fue la de su novio. A su lado, con un hilo de sangre brotando de su oído, quedó la vida también conmovedoramente joven de Gonzalo.
Ella sobrevivió a esa despiadada maniobra del destino pero debió para eso, obligada por las circunstancias, re-nacer.
Tuvo que aprender de la insuperable dificultad que pueden significar el cordón de una vereda o un vaso de agua. Su cuerpo, ese mismo que los chicos admiraban y que los proveedores de pasarelas codiciaban, dejó de responder a buena parte de las órdenes de su cerebro. Pero ya se ha dicho que el ser humano es indestructible mientras un hálito de vida le recorra.
Fue así que María Alejandra Forlán Corazo (32) edificó su nueva vida a partir de sus propias ausencias.
Desde el momento mismo del accidente —cuando vio a su familia reunida en torno a su cama de hospital- asegura que se propuso sobrevivir y salir de allí, “caminando o en silla de ruedas”. Lo logró y logró muchas cosas más. Un título de psicóloga, por ejemplo, y la posibilidad de encauzar un sueño que ya tiene algunos años: una fundación que dé cobijo a quienes el destino depare situaciones similares a la suya.
Mientras, se propone que no quede un rayo de sol ni un soplo de brisa por disfrutar. “La vida es hoy, mañana puede ser tarde”, dice.1) En una nota aparecida en el diario inglés The Sun hace algún tiempo, se decía que su hermano Diego se propuso ser un futbolista profesional con el objetivo de costear su rehabilitación. ¿Es así?
No, no es así. Esa entrevista fue cuando Diego pasó al Manchester, vinieron aquí a hablar conmigo y con mis padres. Me indignó lo que publicaron: decía que Diego me prometió a los doce años, cuando yo tuve el accidente, que iba a jugar al fútbol por mí, para ayudarme y eso nunca fue así.2) ¿Qué recuerda de su accidente?
Todo. Veníamos de bailar con mi novio, Gonzalo. Era una noche lluviosa; mis padres me habían dejado salir con la condición de que mi hermana, que es mayor, viniera conmigo, pero al salir del boliche yo la dejé atrás y me subí al auto sola con Gonzalo. Hacía dos días que tenía la intuición de que no lo iba a ver más, y en el momento en que veníamos en el auto tenía un mal presagio. Tomamos Coimbra y me di cuenta que Gonzalo perdió el control y el auto se volcó hacia la derecha. Creo que pestañó y le grité: ¡Gonzalo! Entonces, intentó frenar y el auto empezó a dar vueltas en trompo y se dio contra una palmera. Recuerdo que mientras daba vueltas yo imploraba que parara; en ese instante me pasó toda la vida por la mente y, pensando en mi familia, le pedí a Dios que me dejara quedarme acá. Cuando el coche paró, miré a Gonzalo y lo vi muerto, tenía sangre en el oído. Traté de pararme y no pude, recién perdí el conocimiento después que vino gente y le dije que era socia de lmpasa. Me desperté en la emergencia del sanatorio.3) ¿Qué sintió al despertar?
Vi que estaba mi familia y tuve la necesidad de decirles lo mucho que los quería. No paraba de decir eso. Como que sentí que me iba y lo que quería en ese momento era que se me diera la posibilidad de quedarme.4) ¿Dice que tenía desde hacía un par de días la sensación de que algo le iba a pasar y que no iba a ver más a su novio?
Sí, tenía esa sensación, incluso en un momento me puse a llorar y no sabía bien por qué. En mi familia nunca había pasado nada grave, por suerte. No tenía claro qué era lo que sentía, pero era una sensación fea.5) ¿Cuándo tomó conciencia de la gravedad de lo que le había sucedido?
Ya en el momento del accidente, cuando el auto se detuvo, me di cuenta que no me podía mover.6) ¿Y cuándo comprendió que eso era algo permanente?
Fue de a poco, pero la certeza de no poderme mover en el momento del accidente fue un golpe fuerte. Los hechos fueron respondiendo después a mis preguntas. A preguntas que me hacía a mí misma porque nunca las hice a los demás.7) Supongo que su adaptación a la nueva realidad pasó por diferentes etapas. ¿Cuáles fueron?
Cuando tuve el accidente me di cuenta que no me podía mover. Después, en el sanatorio, dependía de los demás para cualquier movimiento, por mínimo que fuera. Diez días después del accidente tuve que entrar a respirador, del cual salí a los cinco meses. Como que eso iba respondiendo mis preguntas. Después, lentamente, inicié un proceso que me hizo recuperar algunas funciones, proceso que sigue hasta el día de hoy. Tuve que redescubrir mi cuerpo y eso naturalmente me cambió la cabeza. Es una readaptación al mundo. Un re-nacimiento.8) ¿Puede medir en tiempo cuánto le costó esa readaptación?
Creo que fue rápido. Estuve siete meses internada, de los cuales cinco estuve al borde de la muerte, me estaba jugando la vida y yo quería vivir. Eso me hizo valorar muchas cosas y querer salir fuera como fuera: caminando o en silla de ruedas. Tenía bien la cabeza... (piensa) bueno... (hace un gesto como de duda y se ríe). Quería vivir por mi familia, que siempre fue lo más importante. Ellos respondieron como la mejor familia y yo volvería a querer vivir de nuevo por ellos. Ni qué hablar de mi madre. Podrá haber una igual, mejor no.9) ¿Qué papel jugó ella?
Ella se llama Pilar, y fue ese su papel. Fue el pilar de todo. Es una persona muy fuerte y muy sensible a la vez. Luchó por mí poniéndole una sonrisa a la situación, buscándole siempre el lado positivo, como es su naturaleza. Estaba y está ahí para que yo salga adelante como sea. La verdad, no hay palabras para describir lo que ella ha sido. Nunca se enfermó, nunca faltó, nunca deja de venir cuando la llamo. Siempre estuvo y está.10) ¿Se preguntó alguna vez “por qué a mí”?
No, al contrario. Yo siempre digo: ¿por qué no a mí? ¿Por qué no a mí y sí al de al lado?11) ¿Tiene esperanzas de volver a caminar?
La esperanza nunca se pierde. Por supuesto que quiero mejorar, sobre todo en el plano de la independencia. Yo dependo mucho de otra persona. Si pudiera mover las manos y los dedos, ya sería muy feliz. Daría mucho por poder moverme sola y tener la independencia que no tengo.12) Ha tenido progresos, sobre todo en el movimiento de los brazos.
Sí, los muevo mucho más. Pero el movimiento de manos y dedos y también de tríceps, sería fundamental para poder trasladarme por mis medios. Pero bueno, vivo con lo que tengo.13) ¿Qué perspectivas le ofrece la ciencia actual?
Hay ciertas operaciones pero todavía no están validadas, digamos. Los progresos que aparezcan, sobre todo en materia de cirugía, creo que van a beneficiar más a los que tengan accidentes en el momento y no a los que hace tiempo que lo tuvieron. Pero hay que luchar por eso, vale la pena.14) ¿Qué tipo de intervenciones son las que podrían realizarse en un futuro cercano?
Reconstituir aquello que se lesionó, los nervios. Para hacerlo más gráfico, en este tipo de lesiones hay una parte de la médula que se corta, por decirlo de alguna manera. Sería reconstituir eso.15) ¿Sueña que camina o que corre?
Yo no tengo sueños en silla de ruedas o sueños de pie. Ayer soñé, por ejemplo, que estaba parada. No fue que yo soñara -en el sentido de anhelar- estar parada; era un sueño, determinada situación, en la que yo estaba de pie.16) Además de la necesidad de redescubrir su propio cuerpo y readaptarse a él, ¿qué le cambió el accidente en otros aspectos?
Uno tiene más tiempo para pensar, al estar más estático. Yo siempre fui de pensar mucho, de cuestionar mucho, de escribir. Siempre me cuestioné, por ejemplo, qué es la muerte. Pero me cambió pila el valor que se le da a las cosas. Siempre valoré mucho el contacto con la naturaleza, pero ahora mucho más. Hay gente que anhela tener más y más y en ese tren deja para mañana el disfrutar de pequeñas cosas. Creo que hay que vivir el momento, porque a veces mañana ya es tarde. Ver salir el sol o una lágrima que te corre por la cara y te hace sentir que estás vivo, o una charla, esas cosas valen oro. Y en el momento en que uno se está yendo se da cuenta que daría cualquier cosa por estar tirado en el pasto mirando la luna o recibiendo la lluvia.17) Usted tuvo un accidente grave que le condicionó hasta el día de hoy en un aspecto tan importante como el moverse por sí misma, y a la vez alguien tan próximo como su hermano es símbolo de éxito y parece que todo le fuera bien en lo personal. ¿Cómo vive su familia esa situación?
Con alegría. Cuando uno ve a alguien famoso se piensa que todo brilla, pero en todo ser humano hay dificultades a superar. Nadie es perfecto. Venimos al mundo a aprender. Diego es un ser al cual admiro, porque tiene la capacidad de aprender de todas las situaciones y sacar lo bueno para mejorar y mejorarse. Lo de Diego lo vivimos bárbaro pero él sigue siendo mi hermano, el mismo de siempre, el equilibrio en todas las situaciones es lo que te lleva a superar las adversidades.18) ¿Es cierto que en su adolescencia quería ser modelo?
No es que quisiera ser modelo, es que a los doce años ya me lo ofrecían.19) ¿Le entusiasmaba la idea?
A los cuatro años le señalaba a mi madre que caminaba diferente. Siempre me fijé cómo camina la gente, me gusta verla caminar elegante, derecha. Y la verdad es que la mayoría camina muy mal. Y bueno, tuve ofrecimientos de Francia, de Argentina, de varios lugares, desde los doce años hasta que tuve el accidente (N. de R.: a los diecisiete). Y mi madre me dijo: “hasta que no cumplas los dieciocho, nada. Cuando tenía diecisiete, en Semana de Turismo, me ofrecieron algo en Punta del Este y casi convenzo a mi padre, pero mi madre no quiso nada.20) ¿Qué le ofrecieron?
Ser modelo. Pero más para irme al exterior no tanto acá.21) ¿Iba a ser una “chica Dotto"?
Y... hubo un ofrecimiento, sí.22) De potencial modelo a psicóloga hay un camino en el que supongo que el accidente tuvo mucho que ver.
La verdad... en sexto de escuela decía que iba a ser psicóloga. También decía que iba a ser otras cosas, pero a esa edad no decía que iba a ser modelo. Eso era algo que se planteaba cuando me venían a buscar. Cuando empecé la facultad tenía la duda entre Psicología o Administración. La matemática me encanta.23) ¿Por qué se decidió por la Psicología?
A mí me gusta ayudar. En el 92, cuando estuve en una clínica en San Pablo, mis compañeros en silla de ruedas me decían “psicóloga”. Siempre me gustó escuchar y tratar de ayudar, creo que fue por ahí.24) ¿Necesitó ayuda psicológica después del accidente?
No. Mientras estuve internada estaba el psiquiatra a mi lado, pero no le hablaba mucho. Lo que hacía era preguntarle sobre su vida (se ríe).25) ¿Se considera una persona fuerte?
Sí. Sé que tengo que salir adelante. Voy para adelante y no miro para atrás. No me pregunto por qué pasan las cosas, pasan por algo. Yo creo que existe el destino. Pero a la vez que soy fuerte soy sensible. Obviamente, muy en el fondo sí me duelen ciertas cosas, pero trato de no cuestionarlas, trato de buscarles el lado positivo.26) ¿Está trabajando?
En este momento tengo algunos pacientes y estoy viendo otras cosas, replanteándome un sueño que tengo desde el accidente: ayudar a aquellos que pasan por situaciones parecidas. Porque yo me tuve que ir del país y me gustaría que aquellos que sufran accidentes de este tipo - que ojalá algún día dejen de existir - no tuvieran que hacerlo. Me gustaría crear una fundación para dar contención a personas en estas situaciones y a sus familias.27) ¿Qué proyecta para su vida?
Independizarme, en primer lugar, porque estoy en manos de mi madre. Y después voy paso por paso. No me hago proyectos a largo plazo. Sí tengo en la cabeza ciertos objetivos de largo plazo pero voy a ir de a poco, tratando de lograrlos.28) ¿La maternidad es un objetivo en su vida?
No es que mi objetivo fuera ese, pero en una época de mi vida mi naturaleza me pedía ser madre. Cuando estuve de novia, después del accidente, me lo planteé. Había un médico que me decía que si y otro que me decía que no. Estaba preocupado, porque yo tengo un cuarenta por ciento de la capacidad respiratoria de una persona normal y el embarazo puede implicar un riesgo de vida muy grande. Hoy en día no me lo planteo porque no estoy en pareja, en aquel momento lo hubiera querido, ahora no sé. Te cambia la cabeza. Pero sí creo que un hijo debe ser lo más grande que le puede pasar a alguien. Quizás en mi otra vida.29) ¿Diego es un integrante especial de la familia Forlán, o es uno más?
Todos somos especiales y todos somos diferentes.30) Pero la exposición que tiene él no la tienen los demás.
No, es uno más. Si alguna vez se la hubiera creído, lo habríamos bajado a tierra (se ríe). No, realmente nunca se la creyó. Siempre tuvo las cosas muy claras en ese sentido, desde chico. Me acuerdo patente de una vez, cuando jugaba en Argentina, que le había echo dos goles a Boca y lo llamaron de un programa para hacer bromas sobre eso. Él no quiso ir y yo le pregunté por qué. “¿Cómo voy a ir? Es una falta de respeto”, dijo. Son cosas que él tenía claras ya desde tan chico. Como dicen los españoles, siempre tuvo la cabeza bien amueblada.31) Usted estuvo en Manchester cuando Diego jugaba allí y pudo conocer a las estrellas del club inglés, como a David Beckham, ¿verdad?
Sí, las estrellas entre comillas. Beckham me pareció macanudo, muy bien. Me pareció simpático y tímido. Bueno... capaz que tímido conmigo. En los clubes grandes allá es común que luego de los partidos se junten las familias. En una de esas reuniones yo estaba, y el choque con la silla de ruedas no es fácil. Me acuerdo que la primera vez pasó frente a mí mirando al piso; la segunda fue a levantar a su hijo Romeo y yo me di cuenta que al hacerlo me miraba de reojo. Después le preguntó a Diego si éramos mellizos. Después lo vi cuando ya él estaba en Real Madrid, porque fui a ver a (el futbolista argentino) Cambiasso, que es muy amigo de Diego. Ahí se acercó a saludarme y estuvimos charlando.32) ¿Y su esposa, la ex Spice GirI, Victoria Adams?
Bien también. Flaquita (se ríe). Normal, completamente normal. Yo la estudié un poco psicológicamente... ¿esto sale mundialmente? (se ríe) Creo que tenía la duda de si sabíamos hablar inglés o no y por eso no se acercó. También conocí a (el holandés) Ruud Van Nistelroy, entre otros.33) ¿Y él?
Vino y me dio la mano. Y claro, yo no aprieto. Se ve que quedó preocupado porque al otro día, en la práctica, le habló de eso a Diego. Le preguntó si me había quedado mal por eso, y mi hermano le dijo: “no la conocés, si la conocieras, no te harías esa pregunta”.34) ¿Pudo conocer algo de la realidad cubana cuando estuvo allí, haciendo trabajos de rehabilitación en una clínica?
Creo que en Cuba existen dos caras. Pero todo está marcado por un mercado negro del cual Fidel es consciente, pero que tiene que tolerar porque sino, el cubano no aguanta. Había remedios que tenía que comprar pero venía un enfermero y me los ofrecía más baratos. Así el que está de acuerdo con el régimen y el que no lo está. También está el taxi trucho... Fidel es consciente de todo eso, pero es una forma de vivir allí. Es como un oxígeno que le da cierto aire al régimen.35) ¿Cómo fue la atención que recibió?
Hay personas que están ocho horas atendiéndote, pero lo que sucede es que no tienen la posibilidad de ir a otro lugar y ganar mejor. Ese es su trabajo y lo hacen muy bien. Le dedican a cada paciente más cantidad de tiempo, pero no noté diferencias con el nivel de los profesionales. Acá tenemos también muy buenos.36) ¿Quien la conectó con la clínica cubana a la cual asistió, fue Diego Maradona?
No, nosotros hablamos. Puede ser que Diego haya abierto una puerta, porque papá lo conoció cuando él estuvo aquí, viviendo en lo del “Pato” Aguilera. Allí fue que él se ofreció para hacer aquel partido a beneficio mío y ahí fue donde lo conocí yo.37) ¿Qué impresión le causó Maradona?
Me parece una persona muy sensible, que vive con el estrés de no tener intimidad.38) En algunas notas que se han publicado sobre usted, se la distingue como “un ejemplo de vida”. ¿Cómo le cae esa calificación?
Sí, mucha gente me dice eso. Ya es como una mochila que llevo. Creo que si lo viera del lado de enfrente, sí sería un ejemplo de vida. Pero hay muchos. Yo nunca pensé que me iba a suceder algo así, y alguna vez, antes del accidente, hablando con amigos surgió la pregunta de qué haría cada uno si se quedara en silla de ruedas; la respuesta de todos fue “pegarme un tiro”. Bueno, después que te pasa pensás otra cosa.39) Usted es creyente. ¿El accidente le cambió la percepción de Dios?
No. Creo que siempre está, y que antes del accidente tuve un llamado de atención, un aviso que no supe descifrar.40) ¿Él le salvó la vida?
Me dio otra oportunidad. Creo que no era mi hora, porque estaba todo dado para que me muriera.Comuníquese con Alejandra a través del Contactenos de esta página y conozca más de la Flia. Forlán y sus proyectos en: http://www.forlantraining.com
Agradecemos al periodista Gerardo Tagliaferro del Diario Crónica (Montevideo 19/01/07).