Mujer, moda y felicidad

Se debe conocer muy bien la diferencia entre ser usada (mujer-objeto: “¡qué buena estás!”) y ser amada (“¡qué linda sos!”).

2006-04-20

 
El modo de vestirse de una mujer refleja parte de su “yo profundo”, de su interioridad. Por eso, cuando el hombre se viste, se cubre su cuerpo; cuando la mujer se viste, descubre su alma.

Te invito a no ceder ante la presión del ambiente. ¿Te animas a mejorar la moda y las costumbres? El modo de hablar, de vestir, de moverse, tiene mucho que ver con lo que llevamos dentro. Con frecuencia la moda nos hace masa, y así está planeado por los poderosos de la tierra. Tú puedes ser una mujer noblemente rebelde, mujer de una pieza. Si las mujeres saben custodiar su alma y su cuerpo, no serán una más: serán mujeres que saben distinguirse por su elegancia, por ser femeninas.

Somos diferentes al varón. La mujer debe conocer la diferencia natural de percepción del hombre, distinta de la percepción de la mujer. Debe conocer muy bien la diferencia entre ser usada (mujer-objeto: “qué buena estás”) y ser amada (“qué guapa sos”). La mujer tiene habilidad, arte y condiciones para emplear la moda como medio de limpieza en la sociedad. ¿Te animas?

La intimidad corporal en la moda actual está desprotegida: deja ver demasiado del cuerpo. Un vestido que subraya el sexo contribuye a encubrir el valor de la persona y a resaltarla como objeto de placer. El desafío es ir contra corriente, para eso tenemos que cuidar el pudor. ¿Qué es el pudor? El pudor es la inclinación natural a cubrir el cuerpo para protegerlo de las miradas morbosas. Nos hace más dignas, más dueñas de nosotras mismas. La falta de pudor consiste en llevar la ropa ajustada, la falda corta, usar escotes que dejan ver más de la cuenta, mostrar nuestro ombligo; a veces la mirada se va a la cintura –al ombligo- en vez de irse a los ojos, y eso no nos hace felices.

La mujer con pudor llegará a ser más dueña de sí. El pudor es la inclinación a mantener oculto lo que no debe ser mostrado, a callar lo que no debe ser dicho, a reservar a su verdadero dueño el don para aquel a quien se ama. Una desnudez es impúdica cuando no es de nadie y al mismo tiempo es de todos: disponible para quien la quiera. La ropa que deja ver la ropa interior, no es elegante. Quien no siente necesidad de ser pudoroso, carece de intimidad, y vive en la frivolidad.

¡Tú vales mucho! Mucho más de lo que imaginas, aunque hayas tenido caídas, aunque tengas defectos. ¡Vales mucho!  Procura que te traten como lo que eres: una gran mujer.

Martha Morales.

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