La llegada del segundo bebé
Con la llegada de cada hijo, se revive un sentimiento profundo de alegría y ternura, pero además la familia se ve fortalecida y enriquecida por los sentimientos de unión y esperanza que se generan.
“Mamá, ¿tenés un bebito en la panza?”, me preguntó un día mi hija de tres años. Y la semilla de la duda quedó sembrada, ¿podía estar embarazada? Tenía un atraso de día y medio, que en mi caso de puntualidad extrema era un siglo. Pero el suspenso duró poco porque a la mañana siguiente el test confirmó las sospechas, ¡íbamos a tener nuestro segundo bebé! Y en un marco de felicidad absoluto empezaron a aflorar algunas dudas: ¿cómo se tomaría nuestra hija la llegada de un hermanito?, ¿podríamos querer al nuevo bebé tanto como a ella? Ir de un lugar hacia otro con una niña era sencillo pero, ¿cómo nos manejaríamos de ahora en más al tener que organizarnos con dos?
Las respuestas a nuestras dudas llegaron con el nacimiento de Maite. Vimos que habíamos subestimado a nuestra hija mayor, que estaba encantada de tener una muñeca de verdad para jugar, cuidar y querer. Y que había asumido su rol de “hermana mayor” con mucho compromiso y responsabilidad para sus tres años. También nos sorprendió darnos cuenta de que no sólo era posible querer a la nueva bebita tanto como a la otra sino que nuestro amor de padres se había vuelto más profundo y maduro, menos aprensivo. Por otro lado el hecho de no poder movernos con tanta soltura a lo de amigos, abuelos y tíos nos empezó a asentar como familia, a desarrollar un nuevo gusto por pasar más tiempo en casa y a disfrutar de nuestros ratos solos en familia.
Claro que también llegaron nuevas preguntas, algunas para las cuales pudimos encontrar respuestas y otras que aún no hemos podido resolver. El mes pasado nos enteramos de que nuestro tercer bebé está en camino, así que quizá para entonces tengamos alguna pista más de cómo continuar esta aventura tan excitante y llena de desafíos que es formar una familia.