Mis tíos Loli y Gastón
La infertilidad no implica una renuncia a la paternidad. Cálido testimonio de como unos tíos sin hijos pueden rodear a sus sobrinos de cariño y ser un verdadero apoyo para los padres.
Tengo unos tíos, Loli y Gastón que no pudieron tener hijos, pero se supieron rodear y dar cariño a sus sobrinos y sobrinas.
Sé que muchas veces les hemos alegrado la vida pero también se la hemos complicado. ¡Con qué cariño nos recibían en su casa! Nos hacían comidas especiales, nos leían de chiquitas los cuentos de “Doña Panchita” cuando nos quedábamos a dormir.
La noche antes de mi primera comunión dormí en su casa, rezamos juntos, mi tía me planchó el vestido blanco que como era heredado estaba bastante ajado y me llevaron a la ceremonia, donde me encontré con el resto de la familia.
Ya siendo más grande tenía un día en la semana para ir a almorzar. Ellos viajaban mucho y siempre tenían anécdotas y cuentos interesantes.
Para los escritos siempre íbamos a ellos por información. Tenían más tiempo libre que nuestros padres. Gastón era un libro abierto con una memoria prodigiosa hasta el día de hoy con sus 89 años, que es un placer escucharlo.
Siempre estaban y están en todos los acontecimientos familiares, bautismos, cumpleaños, casamientos, etc. Son como un puntal y se extrañan cuando no están.
Nunca les pregunté si habían pensado en adoptar. Supieron rodearse de gente joven de la familia y eso les llenó la vida. Pienso que si hubiesen tenido sus propios hijos no hubiesen podido influir tanto en nuestras vidas y creo que realmente ejercieron una verdadera maternidad y paternidad sobre quienes los rodearon.
Yo les estaré eternamente agradecida por el tiempo que nos dedicaron, el cariño y el ejemplo que nos dieron.