Reivindicando un derecho de la mujer

La necesidad de la presencia de la madre en el hogar. El excesivo celo de este mundo por convertir a la madre en un ser productivo, aunque no lo necesiten económicamente.

2004-11-24


Queridas familias:

Actualmente se habla de los derechos de la mujer muy frecuentemente. Y las legisladoras de todos los países hacen enormes esfuerzos por mejorar la situación de la mujer en general.

Por eso, a ellas debiéramos pedirles que aúnen una vez más sus esfuerzos con el fin de reivindicar un derecho que atañe a todas las mujeres: el derecho a ser antes que todo, y si así lo desean, mamá. Puede parecer este pedido un tanto extraño en los tiempos que corren, sin embargo, al leer a un escritor español, nos quedó la sensación de que quizás las mujeres estemos corriendo de manera tan agitada en sentido equivocado.

Este intelectual afirma que “sin lugar a dudas, la temperatura afectiva del hogar la marca siempre la madre. Si hoy día más de la mitad de nuestros hogares están fríos como tumbas, la causa principal es el haber arrancado de ellos a la madre. Nuestra estúpida sociedad de ciegos en busca de eficacia ha pisoteado los hogares y ha matado a las madres de la misma forma que ha escupido sobre la riqueza que encierra ser mujer.” A muchos puede parecer extremista, y un tanto alejado de la realidad por lo que implica la real necesidad de la mujer de salir a trabajar para colaborar con el mantenimiento de la familia. Pero creemos que más que nada este señor critica el excesivo celo de este mundo por convertirnos en seres "productivos", en demostrar una eficacia que se concrete en números, como lo único que realmente vale.

Y quizás por eso sea que, (dejando de lado la crisis económica), el oficio de ser mamá full time cayó en desgracia. Porque aún aquellas que no lo necesitan como sostén económico, no conciben una vida completamente realizada si no tienen una actividad laboral que les reditúe algo cantante y sonante.

Y así, la mamá que está en la casa, que atiende los detalles más pequeños de cada uno de los integrantes de la familia, la que espera a sus hijos cuando llegan de la escuela y los escucha y los orienta en sus pequeños problemas, la que tiene tiempo para conversar con cada uno de ellos tranquilamente, la que puede vivir con felicidad un nuevo embarazo, está socialmente devaluada. No sabemos cuáles son las medidas económicas o legales que se deberían tomar para que cada vez más familias vuelvan a tener una mamá full time. Lo que sí sabemos es que si hiciéramos una encuesta a los niños de cualquier país seguramente obtendríamos un amplio porcentaje de respuestas que apoyarían en un futuro a aquel político que les haya devuelto una mamá feliz de serlo, sin culpas ni remordimientos por no “producir”, una mamá que no esté siempre estresada y apuradísima tratando de mantener una relación con sus hijos por teléfono, en fin, una mamá que cuando esté en una reunión social rodeada de gente muy ejecutiva y le pregunten “¿y tú, qué hacés?”, conteste con una gran sonrisa, convencida, orgullosa y feliz : “Soy Mamá”.

¡Hasta la próxima!

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