Carta del mes
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Año Nuevo
Montevideo, 1 de Enero de 2006
Querida familia:
Alguien dijo: “La esperanza es la realidad del hombre que sueña despierto”. Y el comienzo de un nuevo año precisamente es el momento mejor para abrir las puertas a la esperanza. Porque este es el momento en que uno piensa o hace proyectos tales como “Este año voy a comenzar a estudiar”, o “Voy a buscar y a encontrar un trabajo mejor ”, o “Voy a formar una familia”, o “Voy a tener un hijo” o “Voy a comprar una casa o un auto” o algo tan simple como “Voy a hacer un tratamiento para adelgazar”.
El comienzo de año suele ser, precisamente, el momento de soñar, de ponerse metas, de mirar hacia delante, de pensar en el futuro, de crear ilusiones. Si no fuera así, la vida no tendría demasiado sentido. El hombre es un ser en permanente construcción, creado para crecer, para ir adquiriendo experiencia de a poco, a medida que va pasando el tiempo, y un nuevo año por delante es una nueva oportunidad para valorar lo que se tiene y para aspirar a seguir creciendo como persona.
Y para cumplir este destino humano, primero hay que hacer planes, luego poner los medios, y con voluntad e inteligencia, convertir esos planes en realidad. Cuesta esfuerzo, es cierto. Lleva tiempo, es cierto. Pero la esperanza de lograr el premio nos tiene que mover porque no nos podemos quedar de brazos cruzados, sin hacer nada, sin utilizar nuestros talentos. Sería injusto. No perdamos la esperanza. Tenemos un año por delante. Tenemos una nueva oportunidad. ¡Comencemos a soñar!
¡Hasta la próxima!