Carta del mes
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Gracias a la vida...
Montevideo, 1 de noviembre, 2007
Querida familia:
Hay una hermosa canción popular que comienza diciendo “Gracias a la vida / que me ha dado tanto / Me ha dado la marcha / de mis pies cansados.” ¡Cuántos de nosotros podríamos decir eso mismo si nos detuviéramos un poco para agradecer todo lo que recibimos – merecida o inmerecidamente -- a lo largo del tiempo, empezando por la propia vida. .
Ya estamos en noviembre. Queda poco tiempo para terminar el año. Tal vez sea ésta la ocasión oportuna para hacer un pequeño repaso de lo que hemos vivido hasta este momento. Seguramente constataremos que han habido situaciones buenas y de las otras, recuerdos alegres y no tan alegres, logros alcanzados o frustrados, éxitos y fracasos, salud o enfermedad, preocupaciones de toda índole, alegrías y tristezas.
No importa cuál sea el resultado de esta revisión. No importa si han habido más tristezas que alegrías. No importa si logramos o no lo que esperábamos. Lo que sí importa es si, a través de las experiencias vividas durante el año crecimos como seres humanos, si aprendimos a perdonar, si fuimos más generosos y menos egoístas, si supimos enfrentar con paciencia situaciones adversas, si disfrutamos o no de las pequeñas alegrías que la vida nos regala, si supimos ser en la familia el nexo de unión que sostuvo fuertemente sujeto el andamiaje de la convivencia a veces difícil.
Si después de examinar lo que hemos hecho durante el año llegamos a la conclusión de que hemos aprendido algo, entonces comprobaremos que el tiempo para nosotros no habrá pasado en vano. Y si es así, cantemos desde el fondo de nuestro corazón: “Gracias a la vida / que me ha dado tanto.”
¡Hasta la próxima!