Carta del mes
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¡FELIZ 2008!
Montevideo, 1 de enero de 2008
Querida familia:
Dicen los que saben que la diferencia entre un pesimista y un optimista está en que el primero ve la mitad del vaso vacío y el segundo ve la mitad del vaso lleno .. por supuesto, hablando figuradamente. Aunque esta definición de la diferencia entre las dos actitudes frente a la vida sea un tanto “casera”, sin embargo es bien gráfica a los efectos de entender cómo las diferentes personas eligen sus decisiones existenciales.
Y ahora, precisamente, al comienzo de un nuevo año es un momento propicio para plantearnos cuál actitud de estas dos vamos a elegir Si decidimos pararnos en la primera posición, tal vez ni siquiera tengamos deseos de pensar en el futuro porque ya estamos derrotados de antemano. En ese caso, según nuestra opinión, no hay nada que valga la pena, ni nada que pueda cambiar, nada que nos atraiga ni nos ilusione. En concreto, estamos viendo nuestra mitad del vaso vacío porque nosotros mismos somos los que estamos vacíos: vacíos de proyectos, vacíos de ilusiones y de esperanza y hasta vacíos de amor.
Sin embargo, si optamos por la segunda posición, tal vez hasta nos parezca que el año que tenemos por delante es poco tiempo para hacer o alcanzar todo lo que deseamos, soñamos o esperamos, aunque no nos falten problemas como a todo el mundo. Entonces, ¿cómo podemos ser optimistas ante cualquier adversidad? Por ejemplo, si estamos padeciendo alguna enfermedad más o menos importante, tendremos la convicción que la vamos a superar si ponemos todos los medios necesarios. Si estamos en dificultades económicas, nos apretaremos el cinturón y buscaremos todos los medios honestos y concretos que puedan sacarnos de esa situación. Si tenemos un problema familiar difícil de resolver, apelaremos a nuestra paciencia, a la comprensión, a la tolerancia, a la generosidad y especialmente al perdón. Si nuestra meta es mejorar nuestra formación humana o profesional para convertirnos en mejores personas, nos asesoraremos con quienes nos puedan ayudar por su autoridad moral o profesional.
El optimista siempre ve el lado positivo de las cosas. Por eso siempre está contento y siempre está en camino en la búsqueda de soluciones, con proyectos e ilusiones, con confianza en sí mismo y, si es creyente, con mucha fe en Dios. Porque aunque las cosas no le salgan como las esperaba, sabe que todo es para bien y las acepta positivamente. Por eso, ahora que estamos estrenando este nuevo año 2008, pensemos en llenar la mitad de nuestro vaso con ilusiones, proyectos, amistades y, sobre todo, con amor porque lo demás vendrá por añadidura. ¡Feliz año 2008!
¡Hasta la próxima!