Carta del mes
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Reponer fuerzas
Querida familia:
Tiempo de verano, tiempo de vacaciones, de aquellas vacaciones con las que hemos soñado durante todo el año mientras las horas de trabajo en la oficina -- o donde sea que trabajemos -- no se nos pasan nunca porque son eternas, monótonas, estresantes. Especialmente en este mundo actual donde tantas mujeres, madres de familia, trabajamos también fuera de casa, el ansiado paréntesis de las vacaciones anuales para reponer fuerzas es siempre bienvenido y necesario.
¡Ah! ¡Qué maravilla! Por un mes entero no tener que levantarnos a las 6:30 o a las 7:00 para despertar a los chicos, darles el desayuno y mientras se desayunan, ordenar un poco la casa, dejar las camas hechas y luego llevarlos al colegio para que lleguen a las 8:00 en punto. Después ir a nuestro trabajo, pasarnos ocho horas encerradas, salir corriendo a las 16:30 para recogerlos, llevarlos a casa, darles la merienda, dejarlos que jueguen un rato, lograr que hagan los deberes antes de ir más tarde a clase de karate o de francés o de portugués porque el colegio de ellos es bilingüe pero solamente con inglés y hablar un tercer idioma no está de más para su futuro. Y no hablemos del baño de la noche, de las peleas por bañarse unos antes que otros porque tienen que ver tele o chatear o enviar mensajes a sus amigas o amigos, compañeros de clase, como si no se fueran a ver al día siguiente.
Por eso son tan necesarias las vacaciones para poder, por fin, descansar y parar la máquina. Pero también para hacer todo lo que no se puede hacer durante el año: irse lejos, escapar de la rutina, hacer cosas divertidas, leer el libro que nos recomendaron, visitar una amiga que no vemos en todo el año porque también ella trabaja, salir a cenar fuera a solas con el marido, invitar amigos a jugar a las cartas, escribir aquel poema que se nos ocurrió, pintar un cuadro, levantarnos sin tener que oír la alarma del despertador, jugar mucho con los hijos, inventarles programas, paseos, excursiones y muchas actividades más que, si no se hacen en tiempo de vacaciones, probablemente queden para siempre en el “debe” de la vida.
Porque las vacaciones son una oportunidad única para disfrutar en familia, para estar todos juntos, para crear recuerdos, para compartir experiencias y aprender a convivir, pero hacerlo todo con medida, con mucha paz y tranquilidad, sin apuro ni presiones. No sea que después tengamos que tomarnos otras vacaciones para descansar de las ¡maravillosas vacaciones!
¡Hasta la próxima!