Carta del mes
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Etapa de estudiante
1 de abril de 2008
(Carta de un adolescente)
Querida familia:
Comenzaron las clases en todos los colegios; en otras palabras, se acabaron los días sin horarios ni obligaciones de las vacaciones veraniegas. La familia vuelve a estar organizada. Mi hermanito menor Rafael de 2 años ya comenzó a dar sus primeros pasos en la guardería donde Mamá lo deja todo el día cuando ella se va a trabajar. Mi hermano Miguel de 9 años pasó a tercero de Primaria en el colegio bilingüe de doble horario donde yo hice mi Primaria y ya habla bastante bien en Inglés.
En cuanto a mí, este año ingresé a tercero de Secundaria y debo decir la verdad que me ha cambiado mucho la vida. En Primaria, uno tiene siempre la misma maestra todo el año y es casi como tener otra mamá, pero en Secundaria, uno tiene un profesor o una profesora distinto o distinta para cada asignatura y eso ya no es lo mismo. Se extraña mucho el cambio continuo de personas pero dicen que es mejor así. Tal vez sea mejor así porque después uno va a tener que conocer o trabajar con personas diferentes. Eso sí: ya aprendí que hay algunos profesores mejores que otros, así como hay personas que son mejores que otras en todas partes del mundo.
Por ejemplo, lo que me pasa con el profesor de Filosofía. No sé si será por la propia asignatura, pero en realidad el pobre profesor no me cae bien. No le entiendo nada y si pregunto, me explica en difícil y sigo sin entender. Es inútil, el mundo está hecho de personas muy diferentes. La que sí me cae muy bien es la profesora de Computación. Es joven y, aparte de enseñarnos la técnica, nos deja jugar en la computadora y yo, a veces, hasta aprovecho a chatear con mis amigos. Creo que cuando termine Secundaria me voy a dedicar a la Computación y para eso seguramente no voy a tener ninguna pereza para estudiar. No como me pasa en Física, Química o Matemáticas que me cuestan mucho y no sé exactamente para qué me sirven, pero dicen que es bueno también saber algo de eso para aprender a razonar. Puede ser y, aunque no me gusten, las tengo que estudiar porque, como dice mi abuelo: “Si quieres ser alguien en el futuro, tienes que estudiar ahora”
Por eso mismo, mejor dejo de escribir esta carta así me pongo a estudiar y a practicar a fondo Matemáticas porque precisamente mañana tengo una prueba. Y espero que lo que aprenda me ayude no sólo a razonar, sino también a aceptar finalmente esta difícil etapa de estudiante que ahora me toca vivir. ¡Chau! (firmado) Daniel, 14 años
¡Hasta la próxima!