Carta del mes
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En los tiempos actuales aún existe lo bueno
QUERIDAS FAMILIAS:
A diario somos testigos de actos de violencia en manos de adolescentes y jóvenes que nos llenan el corazón de tristeza y amargura. Con asombro y desconcierto presenciamos en distintas regiones del mundo episodios de agresividad en contextos familiares, educativos y sociales que derivan en muerte y sufrimiento. La violencia no solo genera más violencia en el entorno, sino que también alimenta sentimientos de resentimiento, odio y venganza que atentan contra la comunicación y la convivencia en la sociedad.
Como contrapartida de esta triste realidad, en el mes de Julio se llevó a cabo en Brasil una multitudinaria congregación de jóvenes con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, encabezada por el Papa Francisco. Más de 3 millones de jóvenes de todos los continentes se reunieron en Rio de Janeiro con el objetivo de participar de las diferentes instancias de la Jornada en un ámbito de intercambio, formación y convivencia pacífica.
Realmente fue una experiencia gratificante y alentadora, en donde la juventud procedente de diversos países se reunió con un mismo propósito y convivió durante varios días en un clima de alegría, fraternidad y armonía. Se desvanecieron las fronteras culturales y las diferencias de idioma y movidos por una misma causa, los jóvenes lograron una integración y un intercambio sumamente enriquecedor desde el punto humano y social.
Para quienes acompañaron la Jornada a la distancia, nos regocijamos en el saludable desarrollo del encuentro, experimentando una profunda esperanza y confianza en la misión que los jóvenes tienen en la sociedad. Frente a la desolación que experimentan a diario muchas familias a raíz de la violencia, este acontecimiento nos reconforta y otorga una luz de esperanza en el camino hacia el entendimiento y la convivencia pacífica.
Sin lugar a dudas, este acontecimiento nos deja un mensaje claro y contundente: la juventud tiene un potencial increíble; en sus manos está el futuro de la sociedad y por ello, es necesario se enriquezcan con valores que promuevan el amor al prójimo, la caridad, la solidaridad y el respeto por el otro. Los valores humanos son el verdadero cimiento de una sociedad más justa e igualitaria que apela a la comunicación y al entendimiento en lugar del enfrentamiento y la lucha de poder.
Por esta razón, es nuestra misión como familia, inculcar estos valores en los niños y jóvenes a través del ejemplo y la palabra. Es un compromiso y a la vez un desafío, formar en el seno de nuestras familias, personas íntegras y con valores, capaces de integrarse y desenvolverse en la sociedad de forma responsable, justa, respetuosa, tolerante y solidaria.
Personas que a su vez, se convierten en ejemplos de vida en la sociedad, que despierten admiración y respeto en sus hermanos, amigos y compañeros, y sean capaces de trasmitir diariamente la importancia de la comunicación y el intercambio, la apertura y la flexibilidad, la solidaridad y el trabajo en equipo, la fortaleza y la perseverancia en la búsqueda de los objetivos.
¡QUERIDAS FAMILIAS, HASTA LA PROXIMA CARTA!