Carta del mes
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Comunicación saludable Noviembre 2013
QUERIDAS FAMILIAS!
En esta oportunidad nos gustaría compartir con ustedes una reflexión acerca de la importancia como padres y educadores, de enseñar habilidades sociales a los niños de manera de que sean capaces de alcanzar una eficiente y saludable integración al contexto social y educativo.
Es un fenómeno, sumamente, preocupante observar cómo niños y adolescentes recurren con más frecuencia a la agresividad física y verbal en su interacción con el medio, generando daño emocional, físico y psicológico en sus víctimas.
Debemos tener en cuenta que el primer modelo de relacionamiento que nuestros hijos observan e imitan, es la pareja. En la diaria convivencia, los padres son ejemplo de comunicación, de resolución de problemas, de conductas y actitudes que reflejan respeto, tolerancia y solidaridad. A partir de nuestro relacionamiento con el entorno, brindamos herramientas y moldeamos comportamientos y actitudes que promueven la exploración y la progresiva integración al entorno. Los cimientos que construimos desde la más tierna infancia son la base para la adquisición y el despliegue de habilidades sociales y la consiguiente adaptación saludable de los niños a la sociedad.
Dado que los medios de comunicación, en muchas ocasiones, conspiran en contra de nuestra labor educativa, ofreciendo modelos de violencia, intolerancia, materialismo y egocentrismo, debemos ser firmes y coherentes en nuestras creencias y valores. Es necesario promover el diálogo con nuestros hijos, trasmitiendo explicaciones acerca de los comportamientos que observan, intercambiando ideas sobre cómo enfrentar un problema, evaluando opciones en la toma de decisiones, ofreciendo argumentos acerca de las creencias y opiniones.
A medida que transcurre el tiempo, además de imitar, los niños necesitan información y exigen fundamentos de por qué es adecuado actuar de una manera u otra, de cuáles son las repercusiones que nuestra conducta genera en el entorno y de cómo asumir responsabilidad por las consecuencias de nuestros actos y omisiones.
Esta misión educativa consiste en una labor de prevención, que apunta a evitar que nuestros hijos:
· Elijan la violencia como forma de relacionamiento con el entorno.
· Se conviertan en observadores pasivos, fríos e indiferentes a la violencia.
· Sean víctimas directas de la violencia, incapaces de defender sus propios derechos.
Es importante tomar conciencia de la relevancia del aprendizaje temprano en el seno familiar, ya que para alcanzar un desarrollo saludable, los niños necesitan crecer en un ambiente cálido y afectuoso, en donde se sientan amados, contenidos, respetados y valorados en su individualidad.
Sobre este terreno y gracias a nuestro esfuerzo y dedicación como padres y educadores, adquieren los recursos necesarios para desarrollar una autoestima sólida, seguridad y confianza en sí mismo, estabilidad emocional, capacidad de tolerancia a las frustraciones y habilidades de relacionamiento adaptativas y funcionales.
Queridas familias, frente a esta difícil realidad, es fundamental estar alertas e interiorizarnos en el desenvolvimiento de nuestros hijos en el medio social. Es necesario estar atentos a su experiencia en el contexto educativo, tanto en su desempeño académico como en su relacionamiento social, de manera de descartar la posibilidad de que sean personas agresivas o víctimas de agresión física o verbal.
Seamos conscientes que si brindamos las condiciones óptimas a nivel físico, emocional y psicológico, nuestros hijos serán capaces de aprender y alcanzar el pleno despliegue de sus potencialidades.