Carta del mes
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¡Un nuevo año finaliza!
Queridas Familias:
Nos acercamos a fin de año y la agenda se completa rápidamente con una multiplicidad de eventos, despedidas de año, fiestas de fin de cursos, reuniones de padres, clases abiertas. En muchas familias, se suman a estos compromisos, el apuntalamiento de los hijos en el estudio, la planificación de las vacaciones y la organización de las fiestas de Navidad y Fin de Año.
Es un período colmado de exigencias y compromisos, donde el tiempo apremia y la presión por cumplir con los acontecimientos pautados termina provocando agotamiento e irritabilidad en el individuo y en el seno familiar.
Es importante detenerse en esta vorágine que nos incita a hacer mucho y pensar poco, para reflexionar acerca del verdadero valor y significado de las fiestas de Navidad y Fin de Año. Es fácil embarcarse en múltiples proyectos y olvidar el por qué y para quién hacemos lo que hacemos. En lugar de valorar y disfrutar de nuestra labor, nos sentimos agobiadas por nuestros compromisos laborales y sociales irradiando tensión y malestar en el ambiente. Eso contribuye a generar un clima familiar estresante, que afecta seriamente la armonía y la comunicación entre padres e hijos.
La víspera de las fiestas es un período de disfrute, de expectativa e ilusión con respecto a la Navidad, que anticipa el esperado descanso y el quiebre en la rutina escolar. Es una etapa de cierre en muchos aspectos, que invita a la pausa y la reflexión y nos regala una oportunidad para fortalecer la comunicación y la unión familiar. Es un tiempo de celebración y alegría, que las familias podemos aprovechar para enriquecer nuestros vínculos, expresar y compartir nuestros sentimientos y sanar viejas heridas en un auténtico esfuerzo por restablecer la armonía y la paz en nuestros hogares.
Si bien debemos cumplir con nuestra agenda, podemos hacerlo desde una postura de serenidad, flexibilidad y entusiasmo, reconociendo que cada acción es un gesto de amor y dedicación hacia nuestros seres queridos. En lugar de ser absorbidos por la rutina establecida, podemos ocuparnos paso a paso de los compromisos con responsabilidad y alegría, sin sentirnos agobiados o irritables. Nuestra actitud positiva y nuestro estado de ánimo alegre y optimista seguramente contagie a quienes nos rodean y los predisponga a disfrutar este período con un corazón abierto y solidario.
Tenemos por delante un hermoso desafío, que nos invita a dejar de pensar en nosotros mismos por un tiempo y abrir nuestros corazones hacia las necesidades de los demás.
Comencemos por nuestras propias familias y amistades y lo que cada uno necesita y desea en este período de especial recogimiento y entrega. Continuemos con la comunidad y especialmente con aquellos que sufren dolencias físicas y carencias de tipo afectivo y material, sabiendo que nuestra solidaridad no solo reconforta su corazón sino que también enriquece nuestro espíritu.
Queridas familias, los alentamos a vivir este mes con el corazón abierto y generoso, dispuesto a la entrega y al sacrificio en beneficio de las necesidades de los demás. Les proponemos organizar nuestro quehacer cotidiano con criterio y responsabilidad de manera de disfrutar este período con alegría e ilusión, aprovechando el encuentro familiar como una oportunidad para fortalecer la comunicación y ahondar en valores esenciales como son la solidaridad, la perseverancia, la paciencia, la tolerancia, la humildad y el respeto.
Les deseamos de todo corazón que Dios los colme de bendiciones en esta Navidad y que bajo su luz comiencen un Año Nuevo rodeados por sus seres queridos, radiantes de entusiasmo y con plena confianza y optimismo acerca del camino que nos espera.